John

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El coche que nos envió la propia organizadora del evento nos recogió en la casa de Tara. 

Percibí la sorpresa de ella al ver la limusina que nos habían enviado. 

- ¿esto es normal? - preguntó ella tímida. 

Le cojo de la mano y le sonrío queriendo tranquilizarla, pero ella solo aprieta los labios algo nerviosa. 

Entramos en la limusina negra brillante. 

- p-pero... - Tara no da crédito al interior lujoso del coche.

Tiene bar, disco, luces, espejo, televisión... todo lo que  alguien podría pedir, lo tiene ese coche. 

Suspiro arrepentido de no haber avisado que no me hacía falta algo como eso, no quiero que se abrume con tanto lujo sin sentido. 

Con un coche corriente nos hubiese bastado. 

Pero al ser alguien muy importante para ellos supongo que esta será su forma de mimarme para que siga asistiendo los siguientes años.

Pobres de ellos, no tienen ni idea...

Giro la cabeza y miro a Tara. 

Aunque siendo sincero, que vuelva o no a alguno de estos eventos solo podría decidirlo ella. 

Me estremezco al pensar por primera vez en un futuro con Tara. 

Sé que no debería adelantarme ni tampoco hacerme películas en mi cabeza con respecto a Tara. 

Pero... estoy tan ilusionado de que esto que hay entre nosotros salga bien que siento hasta miedo. 

Tara me mira. 

- ¿has estado en algo así alguna vez? - me pregunta.

- ¿dices en una limusina? - hago como si recordara - un par de veces... - no quiero parecer un fanfarrón y menos delante de ella, pero admito que he estado en muchas. 

Ella asiente todavía algo nerviosa. 

- yo es la primera vez que veo algo así... - dice alucinada. - parece una casa en un coche...

Siento su incomodidad. 

- ¡aunque una vez estuve dentro de una caravana! - dice sonriente. 

Sonrío enternecido. 

Ella ríe ante su broma y suspira algo más calmada. 

- tú sabes John que yo nunca he estado en un fiesta así, ¿verdad? 

Su tono de voz algo apagado no me gusta. 

Ahora el que suspira soy yo. 

Le cojo una mano y la acaricio. 

- no tienes que preocuparte por nada Tara - le digo sincero. 

Se hace el silencio. 

Ella sigue mirando el interior del coche. 

Sonrío ante su clara curiosidad. 

- ¿quieres que tomemos una copa? 

Ella me mira con los ojos muy abiertos. 

Me incorporo un poco y voy hasta la zona del bar y sirvo dos copas de champán. 

- ¿podemos? ¿así de sencillo?

- Tara, está aquí para nosotros - digo con una media sonrisa.

- ¿y los demás? 

Frunzo el ceño. Ella se sorprende ante mi gesto. 

Multimillonario y camareraTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon