Siento una mano acariciarme, es cálida y dulce.
¿mamá?
Abro los ojos lentamente y regreso a la realidad de que es imposible que sea mi madre, pero sin embargo me encuentro con unos ojos igual de cálidos y llenos de amor.
Parpadeo enfocando mejor.
- ¿Tara?
Ella sonríe, es Tara.
Tara...
Que lo primero que vea al despertar sea su sonrisa es algo de lo que podría acostumbrarme fácilmente.
- John... buenos días.. - susurra con amor.
Me siento el hombre más feliz del mundo en ese momento, ¿podría congelarse el tiempo y quedarme así el resto de mi vida?
En eso, los recuerdos de la pasada horrible noche golpean mi mente uno tras otro.
Parpadeo varias veces y regreso a la realidad plenamente.
- Tara... - me incorporo, me había quedado dormido en el sillón - Tara, Tara, ¿estás bien?
- estoy bien John, estoy bien, tranquilo
- ¿te duele algo? ¿quieres llamar a un médico?
- no John, tranquilo
- Tara, Tara, júrame que estás bien, júramelo - le pido asustado.
Ella me mira y me coge la cara obligándome a mirarle a los ojos.
- John - me llama seria - estoy bien, te lo juro..
Su mirada penetrante y segura me tranquiliza en parte.
Suspiro.
- gracias por rescatarme - dice sincera.
Me quedo tieso.
Ojalá nunca tuvieras que haber estado en peligro para que nadie tuviera que rescatarte.
Suspiro de nuevo.
- Tara, qué ocurrió..
Ella aparta la mirada y se aleja.
- no pasó nada John.. fue un error.. y-yo.. - le tiembla la voz, no parece creíble - un tonto error.. - dice triste - tengo que trabajar
- ni hablar - digo serio.
- John..
- ayer mandé un mensaje a la cafetería diciendo que no irías, pero si no te quedas tranquila le dije a mi secretario que llamase a primera hora para informar de tu ausencia
- John por qué has hecho eso - se inquieta - yo.. sabes que necesito el dinero... tengo que trabajar.. no tendrías que..
- ayer te recogí del suelo, Tara - la corto y hablo con firmeza y muy serio.
Ella se queda quieta y me mira sorprendida.
- ayer salí del trabajo con intención de ir a recogerte del trabajo y llevarte a tu casa con normalidad y al final tuve que recorrer media ciudad desesperado y muy asustado en tu busca
Ella sigue mirándome incapaz de decir nada.
Yo me acerco.
- te recogí del suelo en mitad de la nada, te traje a mi casa, hice que viniera un médico porque claramente no estabas bien y resulta que te drogaron Tara - mi voz es imponente, ella sigue sin decir nada. Clavo mis ojos en los suyos. - te encontré tirada en el suelo y drogada. - me empieza a temblar la voz. - ¿y tú me preguntas que por qué he mandado un mensaje a tu trabajo de que no vas a ir?
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Multimillonario y camarera
RomanceEl multimillonario John Peters pierde su cartera en un restaurante siendo aquello la guinda del pastel en un duro día de trabajo. Enfadado, se dispone a averiguar quien le ha robado la cartera y joderle la fiesta con una gran denuncia, pero la vida...