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Cale Chade


 Miré el plato de comida frente a mí, mientras sentía los latidos de mi corazón relajarse de a poco. Después de unos momentos, Ryle se sentó a mi lado, por lo que dejé caer mi cabeza en su hombro.

Ahora me sentía aliviado, porque pude decir lo que quería, y no me iría con arrepentimientos. Gracias a la verdad de la cual me había enterado, estaba seguro que a padre no le molestaría que me deshaga de aquella señora.

―Cale, tienes que comer... ―pude notar la preocupación en la voz de Ryle, lo cual me hizo sonreír.

Este es el momento en el que quiero vivir, junto a Cale.

―Voy a comer, es solo que... ahora me siento un poco mejor ―contesté para después enderezarme y tomar un bocado.

―Me alegro.

Lo voltee a ver, y Ryle tenía una gran sonrisa en su rostro. No pude evitar devolverle la sonrisa, y entonces ambos comenzamos a comer. Hasta que pude notar la mirada seria de Ryle al darle un vistazo de reojo.

―¿Qué tienes Ryle? ―pregunté dándole un trago al agua de jamaica que Ryle había preparado.

―Yo... no sé si sea buen momento pero... ―se calló unos segundos, supongo que estaba pensando en cómo decirme las cosas. Por alguna razón comencé a sentirme inquieto. ¿Qué me iba a decir?―. Mis padres saben sobre nuestra relación, y quieren que vayas a comer con nosotros para conocerlos de manera formal ―soltó rápidamente.

Lo miré unos momentos, y entonces volví mi mirada al plato. Tener que encontrarme de nuevo con los padres de Ryle... no sería algo fácil.

Pero el saber que Ryle estaba dispuesto a formalizar ahora, era algo que me hacía feliz. No sabía cuánto tiempo duraríamos juntos, pero de lo que sí estaba seguro, era que planeaba hacer las cosas bien antes de irme.

―Esta bien ―contesté tranquilo―. ¿Cuándo será la comida? ―pregunté mientras terminaba de comer.

―¿Estas seguro? ―preguntó Ryle sin poderse creer mi respuesta.

Reí levemente.

―Te dije que planeo ir en serio contigo, y quiero hacer bien las cosas, así que avísame con tiempo para poder preparar un buen regalo ―respondí limpiando las comisuras de mis labios con una servilleta.

―Ha... de verdad no puedo creer que seas la misma persona que conocí en un principio―se burló levemente―. Dicen que las personas cambian únicamente cuando están a punto de... ―Ryle se quedó callado.

Lo miré expectante.

―¿A punto de qué? ―pregunté curioso.

―... morir ―completó sin mirarme.

Me quedé en silencio. Puse mi mano en su hombro. La verdad era que no podía decirlo con certeza. El morir o vivir, sería una apuesta a la cual tengo que arriesgarme.

Pero esto no se lo podía decir a Ryle, porque el solo se merecía escuchar y ver cosas buenas en la vida.

―No voy a morir ―respondí con tranquilidad―. Tengo todo perfectamente planeado ―tome su rostro entre mis manos―. Si muero, será por ti, jamás dejaré que alguien más intente matarme. Solo tu tienes el poder de hacer que mi corazón se detenga.

Y era verdad, sería capaz de morir por él. Sin importar si lo ordena o no.

―¿Piensas morir si te lo pido? 

Got Ya (omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora