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Cale Chade.

La familia Chade a simple vista parecía un familia perfecta; dos padres con poder absoluto en la alta sociedad; un hijo único considerado prodigio por su gran desempeño escolar, su desempeño en los deportes y destreza en los negocios. Una familia perfecta.

Pero como en cada familia, la familia Chade tenía secretos que podían amenazar con derribar toda la reputación que se había construido para mostrar al público.

Mi misión era que esa reputación se mantuviera intacta, pero siendo sincero, eso era lo menos que quería hacer. Pero si no lo hacía yo, ¿Quién más podía mantener el gran estatus de la familia Chade? Nadie, porque nadie era tan inteligente y capaz como yo.

El otro posible heredero que podía dirigir corporaciones Chade era mi único primo, pero, el era un imbécil, solo se la pasaba jugando de un lado para otro. Igual que mi tío.

Yo debía de seguir con el gran legado de la familia Chade. Yo era el único que podía seguir con la gloria y el poder de la familia Chade.

Es por eso que todo debía de salir de acuerdo a mis planes. 

Y eso incluía a Ryle Allen.




Sonreí de lado al abrir la puerta, encontrándome con la cara avergonzada de Ryle. 

―Bienvenido, siéntete como en tu casa ―lo recibí haciéndome a un lado para que pudiera pasar. Sonreí al ver su rostro asombrado al ver el interior del departamento.

―Que... lindo departamento ―dijo mirando a su alrededor.

―Puedes explorar si quieres ―dije cerrando la puerta―, ¿quieres tomar algo? ―pregunté caminando hacia él.

―No, así estoy bien, gracias ―dijo bajando la mirada.

―De acuerdo, ¿vamos a la sala? ―sugerí y comencé a caminar mientras Ryle me siguió por detrás. Me senté en un sillón individual, y solté un suspiro. Ryle se quedó parado, luciendo indeciso en si sentarse o no―. Parece como si te hubiera castigado, relájate y toma asiento, por favor ―le dije. El asintió y se sentó―. Entonces, ¿vienes a discutir las condiciones? ―pregunté recargándome en el respaldo del sillón, cruzando mis piernas.

Y de pronto su expresión insegura, se cambio completamente por una de determinación, Ladee la cabeza, ¿Qué estará pensando?

―Acerca de eso... en realidad no voy a poder hacerlo.

Mi respiración se congeló.

―¿Qué? ―solté tontamente.

―No tengo tiempo para ser tu asistente, y mucho menos para limpiar tu casa ―comenzó a hablar, mientras yo seguía tratando de entender qué demonios me había dicho―. No puedo defraudar a mis actuales jefes con tirar todo a la basura... así que mi respuesta final es no ―se negó, mirándome a los ojos―. Aun así muchas gracias por haberme escuchado la otra noche y ofrecerte en ayudarme.

Mierda. Mierda. Mierda.

Baje la mirada para tratar de ocultar mi disgusto. ¡Mierda! Casi tenía a mi pajarito en una jaula de oro, ¿y se atreve a rechazarme de esta manera?

Solté una leve risa, y entonces volví a subir mi vista.

―¿Entonces viniste aquí para negarte? ¿Hmm? ―pregunté con una leve sonrisa en mi rostro.

No quería usar este método, pero al parecer debía de recurrir al plan B.

Su celular comenzó a sonar, y lo observó para después fruncir su ceño en señal de confusión.

―Voy a salir a contestar...

―No, no, hazlo justo aquí ―lo interrumpí mientras recargaba mi rostro en mi mano, observándolo atentamente con una sonrisa ladeada.

Confundido, tomó la llamada. Observé su rostro con detenimiento para ver sus expresiones con claridad.

―¿Papá? ¿Cómo estas? ¿Todo bien? ... ―hubo un gran silencio, y entonces su expresión cambió a como si le hubiera caído un balde de agua fría―. ¿Qué? ¿Yo...? ―me volteo a ver confundido―, Ya veo... iré mañana... sí, esta bien... nos vemos ―y entonces colgó la llamada mientras mantenía la mirada baja, y tenía ambos puños apretados.

Sonreí.

―Supongo que te acabas de enterar ―hablé con tranquilidad.

―¿Por qué... por qué lo hiciste? ―preguntó entre-dientes.

―No quería llegar a este método, pero... no me dejaste hacerlo de la mejor manera, siempre alejándome de ti, ¿sabes lo herido que me sentía? ―dije mientras ponía una expresión triste―. Ahora debes de pagarme de vuelta, Ryle.

―¡Eso no te da derecho de meterte en mi vida de esta manera! ―gritó golpeando la pequeña mesa de madera que había en el centro. Y entonces sus feromonas comenzaron a salirse de control. De pronto comencé a sentirme mareado y sufocado. Maldición―. ¡No tenías por qué meterte en asuntos que no te importan, maldito bastardo! ―caminó hacia mí, hasta que le di una señal a uno de los guardias que tenía en la puerta.

No pensé que de verdad iba a usarlo. El guardia le disparo un tranquilizante, que en seguida lo puso a dormir, y se cuerpo cayó sobre el mío. Lo abracé mientras sonreí, recuperando mi aliento de a poco.

―Tranquilo, Ryle, todo va a salir bien ―susurré en su oído―. Llama al sr. Yellow a mi departamento ―ordené.

Todo va a salir bien.



Después de haber puesto a dormir a mi pajarito, decidí tomar una taza de té para relajarme después del incidente. Sin duda había sido una situación intensa.

―¿Me llamó, joven Chade? ―preguntó el sr. Yellow en cuanto entró.

―Así es, consigue la medicina de Ryle, se va a estar quedando por unas semanas en mí departamento ―dije mientras le daba un sorbo a mi té.

―... De acuerdo, ¿debería de conseguir algo más? ―preguntó

―Luego te envío una lista, por ahora es todo, puedes retirarte ―termine.

―Muy bien, entonces que pase buena noche, joven Chade ―se despidió y salió.

Ahora solo debía de esperar a que mi pajarito despertara.

Di otro trago y entonces cerré mis ojos para saborear el té. Era tan dulce... quizá demasiado, ¿me habré pasado de azúcar? Ladee la cabeza mientras fruncía mi ceño levemente.

―Joven Chade ―uno de los guardias se acercó a interrumpir mi tranquilidad.

―¿Qué sucede? ―pregunté molesto.

―El chico a despertado ―me informó.

Abrí mis ojos, y una sonrisa se asomó en mi rostro sin querer.

Oh, es hora de divertirnos, mi querido Ryle.

Got Ya (omegaverse)Where stories live. Discover now