0 8

1.4K 142 5
                                    

Ryle Allen.

Como había dicho antes, aquellos que tenían el gen dominante, eran envidiados y codiciados, destinados a una vida de grandeza.

Pero faltaba ver el otro lado de la moneda.

Éramos pocos los que teníamos el gen dominante, y es por eso que muchos querían aprovecharse de los dominantes para realizar diversos experimentos con ellos, y presumirlos como si de una exhibición se tratase.

Se sabía que todos aquellos dominantes se inclinaban más a su lado instintivo que al racional, por eso a las espaldas de todos los dominantes, se mofaban de nosotros tratándonos como animales. De ser seres sin cerebro.

Por esta razón, muchos omegas habían tratado de acercarse a mi en pleno celo con tal pasar una noche conmigo y concebir un cachorro con la esperanza de ser dominante; porque eso los haría subir en la pirámide social. Olvidaban por completo lo peligroso de la situación en la que se ponían ellos mismos. 

Solo querían usarme como un maldito perro para procrear sin descanso.

Cuando un omega dominante no podía procrear otro cachorro con el gen dominante, era considerado una basura. Existían casos de muertes misteriosas y desapariciones de omegas dominantes, por esta misma razón, ¿la causa?

Bueno, todos esos omegas eran obligados a procrear, provocando que algunos murieran durante el parto por diversas complicaciones; eran secuestrados solo para dar a luz a mas personas con el gen dominante.

Los dominantes no eran vistos como personas. Eran objetos con los cuales se experimentaba para hacer a los demás géneros sobresalir.

Así que lo que me paso la otra noche, fue algo que me hizo recordar que jamás podré vivir como una persona normal, porque todos quieren aprovecharse de mi. Solo soy un maldito títere para experimentar y exhibir como un maldito animal exótico.

¿Qué era lo que había sucedido?

Aunque no tenía recuerdos de la noche anterior, solo recordaba el haber tomado pastillas en contra de mi voluntad y ser una exhibición que complacía la vista de los morbosos de aquél lugar.

Apreté la mandíbula mientras sentía mis ojos comenzar a ponerse húmedos. Inhalé profundo y suspiré. Me decidí por abrir mis ojos, y entonces me encontré en la misma habitación. Esta vez no estaba atado de mis cuatro extremidades, por lo cual decidí ponerme de pie, pero el sonido de una cadena llamó mi atención.

Miré hacia la cama y me di cuenta que seguía atado, pero esta vez desde un collar diferente al que llevaba puesto la noche anterior. Tomé la cadena y reí con cansancio.

¿Qué había hecho mal para merecer esto?

Me senté en la cama, y note que solo llevaba puesta mi ropa interior y mi cuerpo estaba lleno de chupetones. Me quedé helado. ¿Por qué estaba así? ¿Qué demonios había sucedido conmigo?

Mordí mi labio.

―¿Qué tal estas, pajarito? ―preguntó la voz de Cale, lo cual provocó que se me erizaran los bellos de la nuca.

―...

No quería elevar la mirada y encontrarme con los ojos de Cale. Escuché sus pasos apresurados, y entonces me tomó por la mandíbula, elevando mi mirada. Sus ojos verdes brillaban con enojo.

Apreté la mandíbula. Me estaba retando.

―Recuerda bien quien tiene el control aquí ―me dijo acercando su rostro al mío, teniéndolo a centímetros de mí.

No dude en tomarlo del cuello y tumbarlo a la cama, colocándome encima de él. Lo miré con furia.

―¿Qué demonios me hiciste, bastardo? ―escupí molesto.

―Supongo que anoche no fue suficiente ―dijo elevando su mano hacía mi rostro acariciando mi mejilla.

Aquello solo me hizo enojar aún más, así que aleje su mano de mi mejilla con un golpe, y apreté mi agarre en su cuello. 

Pero su sonrisa solo se amplio. 

―¿¡Qué demonios me hiciste, Cale Chade!? ¡No estoy para tus putos juegos! ―grité molesto.

―Primero, no trates así a tu dueño ―dijo para después darme una descarga eléctrica, que me hizo caer a su lado, mientras me tensaba por el dolor que me recorría el cuerpo―. Segundo, en realidad no hice nada que tu no quisieras, porque tu lobo interno se hizo cargo de salir y elegir. Era tu verdadero ser tomando control ―contestó, ahora colocándose encima de mí y entonces acercó su rostro a mi cuello, donde pude sentir su cálido aliento―. ¿Quieres saber qué sucedió? De acuerdo, pero como ahora estas consciente, espero que seas más gentil, aquella fue mi primera vez.

Y entonces comenzó a recorrer con sus fríos dedos mi cuerpo. Fruncí mi entrecejo.

―¿Qué demonios crees que haces? ―trate de alejarlo.

―No te resistas, e intenta de recordar lo que paso, ¿no eso lo que querías saber? ―contestó besando mi cuello y mandíbula.

Me mordí con fuerza el labio inferior, y entonces se elevo quedándose sentado sobre mí, se quitó la bata de seda que llevaba puesta y se lanzó directamente contra mis labios, mientras su manos bajaban hacia mi miembro. Me congelé.

―Esto es lo que paso, cuando llegamos a la habitación, tu pene ya estaba duro por la droga que te di ―murmuró sobre mis labios y entonces comenzó a estimular mi miembro con su manos. Jadee―. Después, tu deslizaste tu mano dentro de mis calzoncillos y me tomaste por sorpresa cuando comenzaste a meter tu dedo dentro de mi culo ―soltó una risita―, te di un buen golpe, pero aun así volviste a hacerlo ―tomó mi mano, y entonces la llevo hasta su trasero y empujo mi dedo dentro de su agujero. Cale frunció su ceño mientras me miraba a los ojos y soltaba un leve jadeo.

Mi respiración comenzó a acelerarse.

―No, mierda... ―el deseo comenzaba a cegarme. 

Y Cale lo sabía, porque comenzó a sonreírme con suficiencia.

―Oh sí, y entonces yo comencé a acelerar mi mano para masturbarte, cuando de pronto me tumbaste sobre la cama y...

―¿Me estas diciendo que fui yo quien te cogió? ―pregunté tratando de calmar mi respiración.

―Así es, Ryle ―acercó su rostro al mío―, me rompiste el maldito culo.

Fue entonces me me reincorpore y lo lancé a la cama. El calor comenzaba a ser insoportable y mis ganas de poner mis manos sobre el cuerpo de Cale se volvían abominablemente grandes. Esta vez estaba perdiendo el raciocinio, pero seguía consciente.

Gruñí y entonces me levanté de la cama, para alejarme de ahí, pero, Cale jaló la cadena repentinamente haciendo que volviera hacia el, cayendo de rodillas ante el.

―Yo te di mi maldito culo anoche, debo de ser recompensado por eso, ¿no crees? ―susurró sobre mis labios y entonces comenzó a besarme con fuerza. Sentía que estaba a punto de ser tragado, hasta que me soltó y comencé a respirar aceleradamente―. Ahora pon tu puta boca a trabajar.

―Nunca te lo pedí ―respondí entre-dientes.

Me tomó del cabello y entonces metió su miembro por completo en mi boca. Sentí que me estaba ahogando, hasta que me permitió alejar mi boca y comencé a toser con fuerza.

―Hazlo ―ordenó.

Volvió a tomarme del cabello y entonces empujo su miembro de nuevo, comenzando a follar mi boca, hasta que logró venirse en mi cara.

Me quedé de rodillas mientras trataba de recobrar mi aliento, sintiendo su semen goteando por mi rostro y boca. Escupí al suelo con asco.

¿Por qué me estaba sucediendo esto a mi? ¿Qué había hecho mal?

―¿Por qué... haces esto? ―pregunté mientras regulaba mi respiración y mantenía mi mirada en el suelo.

―Es mi pago, pajarito... No lo tomes personal ―escuche cómo se puso de pie y camino hasta la puerta de la habitación―. Vendré a traerte algo de comer, hiciste un buen trabajo ―y entonces salió, poniendo seguro en la puerta.

Dejándome encadenado a la cama a través de un collar como un maldito animal, sintiéndome miserable.

Got Ya (omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora