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Cale Chade.

Cuando salí de la habitación donde había encerrado a Ryle, me quedé parado ahí por unos momentos. Al inicio había sido divertido el molestarlo, verlo enojado era algo que disfrutaba. Verlo miserable era algo que había deseado ver desde hace que lo conocí, porque me parecía una persona tediosa.

Pero no me sentía satisfecho. Al menos no como la noche anterior.

Recordarlo, por alguna razón hacía que la temperatura me subiera, y tuviera ese sentimiento de vergüenza atacarme. Nunca me había tocado que me follaran. 

Carraspee la garganta para deshacerme de pensamientos innecesarios, y decidí ir a mi habitación, después de todo, había dejado mi bata de seda adentro y había salido desnudo.




―Aquí esta el desayuno, joven Chade ―dijo el sr. Yellow mientras dejaba las bolsas de comida en la mesa.

―Gracias, aunque no hacía falta que vinieras hasta acá ―me acerqué a la mesa y comencé a revisar la comida que estaba en las bolsas.

―Mi visita no ha sido en vano ―habló acomodándose sus anteojos―. Vengo a recoger el reporte acerca de la droga C-24* y MC-18/48* ―me informó.

Chasqué la lengua mientras tomaba la carpeta que estaba justo al lado de la comida.

―Aquí está todo ―señalé―. Y dile a padre, que ambas drogas son eficaces en dominantes ―hablé tomando las bolsas comenzando a caminar.

Dejando confundido al sr. Yellow en medio de la cocina.





Al abrir la puerta, me encontré a Ryle caminando por la habitación como león enjaulado. Hasta que reparo en mi presencia, y se quedó quieto, observándome con cautela. 

Un pajarito cauteloso. Me gusta.

―¿A qué vienes ahora? ―preguntó con un claro tono de molestia.

Escupí una sonrisa ladeada y entonces alcé la bolsa con comida.

―Es tu desayuno, ¿acaso no lo quieres? ―pregunté balanceando la bolsa de comida de un lado a otro.

―No ―se negó mirándome con cautela.

Chasqué la lengua y entonces me adentré a la habitación para después cerrar la puerta detrás de mí.

―¿Por qué? Entiendo que no te pregunté tu opinión cuando ordené la comida, pero sería muy descortés de tu parte el rechazar mi amable gesto... ―dije sentándome en el suelo, sacando las cosas de la bolsa, colocándolas en el suelo.

―¿Gesto amable? ―preguntó mofándose―. Me drogaste a la fuerza, hiciste lo que se te dio tu puta gana con mi cuerpo, aplastaste mi orgullo... ―se acercó hasta mí, observándome hacía abajo, con una mirada llena de odio y resentimiento―. Te metiste en asuntos que no eran de tu incumbencia, ¡y te aprovechaste, maldito loco de mierda! ―rugió lo último.

Mantuve su mirada, hasta que no pude aguantar la sonrisa que se dibujo de inmediato en mi rostro. No solo era divertido verlo de esa manera, sino que además, era excitante.

―Deja de mirarme así que me pongo duro ―dije mientras reía entre dientes.

Ryle apartó la mirada y se alejó.

―Toma toda la puta comida y sal de aquí, me da asco estar contigo a solas ―dijo dándome la espalda.

Hice una mueca y entonces solté un suspiro.

―Si comes, te daré una recompensa. ¿Qué te parece eso? ―pregunté mientras me ponía de pie.

Pude notar el interés de Ryle por como se detuvo abruptamente.

Got Ya (omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora