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Cale Chade. 


(Esta capítulo contiene s*xo gay)


...


¿Listos?


Toda la tarde la había tenido ocupada por culpa de algunos informes acerca de la droga que había probado con Ryle. Y arreglando cosas en la universidad por Ryle.

Así que, con solo eso en mi mente, las ganas de ver a Ryle eran inmensas. Así que en medio de la noche, me adentré a la habitación sin encender el interruptor para las luces. 

Con la simple luz de la luna que entraba desde el gran ventanal me fue suficiente para guiarme ante la figura sentada en la cama, que observaba el escenario nocturno de la ciudad.

―¿No puedes dormir? ―pregunté acercándome junto a él, hasta dejarme caer a su lado.

El se mantuvo en silencio, mientras seguía observando la gran luna.

Hice una mueca y entonces gire su rostro con ambas manos para que me volteara a ver. Sus ojos lucían vacíos. Sonreí levemente.

―¿Qué es lo que tienes? ―comencé a cuestionar. La mirada de Ryle comenzó a oscurecerse con molestia―. Si no me dices qué es lo que sucede, no podré ayudarte ―acerqué mi rostro a él, mientras rozaba peligrosamente mis labios con los de él―. Dime Ryle... ¿Qué sucede? ―murmuré contra sus labios, hasta que por fin, logré sellarlos en un beso.

Un beso que no inició con inocencia, sino que fue directo a un tono más apasionado, que lograba arrebatar el oxígeno. Lo empujé para que se recostara en la cama, y entonces me subí sobre él. 

Me separé para ver mejor a Ryle. Observé cómo la tenue y delicada luz de la luna acariciaba el bonito rostro de Ryle, haciendo que sus ojos normalmente grises, se tornaran en un tono dorado, mostrando que su lobo comenzaba a tomar control. Pero ninguna feromona fue liberada. 

Esperaba que Ryle me atacara como la otra vez, pero por alguna razón, parecía que Ryle seguía consciente. Solo se mantenía contemplándome en silencio.

―¿No venías por algo? ―preguntó sin emoción. 

¿Tan pronto te habías rendido? Sonreí.

Me saqué la camisa que llevaba puesta, y también mi pantalón, dejándome solo en ropa interior, al igual que Ryle.

―Tan inteligente mi pajarito ―dejé un beso en sus labios.

Aproveché para comenzar a repartir besos húmedos en la mandíbula de Ryle, quien estaba completamente tenso. Parecía aguantarse las ganas de lanzarse contra mí. 

Mientras volvía a besarlo con fogosidad, con mi dedo índice de mi mano derecha, comencé a recorrer todo su pecho, hasta llegar a su pelvis y escabullir mi mano en su ropa interior, para después comenzar a estimular su pene. 

Ryle soltó un jadeo que me hizo sonreír. Me separé para observar el rostro de Ryle, el cual se esforzaba por mantener la cordura, pero el rubor en sus mejillas lo hacían ver tan adorable.

―Déjate llevar, Ryle ―susurré en su oído para después comenzar a mordisquear su lóbulo, mientras comenzaba a frotarme contra él, logrando sentir como su pene comenzaba a ponerse duro.

Pronto, Ryle se lanzó contra mí, colocándome debajo de él, puse mi mano en su mejilla.

―En la cajonera junto a la cama, hay lubricante y condones... ―avise. Ryle se estiró para tomar un condón. Pero no tomó el lubricante―. Oye, el...

Ryle se sacó el miembro y se colocó el condón, para después voltearme, colocándome boca abajo, y abrí mis ojos sorprendido cuando sentí y escuché cómo me arrancó la ropa interior.

Se colocó sobre mí, mientras el se apoyaba con su mano izquierda, su mano derecha alzó mi cadera, para después enterrarse por completo dentro de mí. Gemí con dolor, mientras sentía mis ojos llenarse de lágrimas.

―¡Eso duele imbécil! ―grité mientras intentaba alejarlo, pero entonces comenzó con las estocadas.

―¿Acaso no era esto lo que querías? ―preguntó en mi oído, haciéndome temblar―. ¿Qué más quieres de mi Cale? ¿Quieres que te folle tan desesperadamente? Ese es el favor que te estoy haciendo, ¿Qué más deseas de mí? 

Mi respiración se entrecortaba mientras las estocadas y la velocidad de Ryle aumentaba, sentí la necesidad de comenzar a masturbarme conforme su velocidad aumentaba. Y podía sentir mi orgasmo acercarse, pero, mierda dolía tanto... Dolía tan bien.

― Ha... Mierda, eres un maldito salvaje ―hablé con los dientes apretados.

Hasta que se enterró dentro de mí, y no pude evitar soltar un gemido, mientras sentía aquella sensación placentera recorrerme el cuerpo por completo, mi respiración acelerada comenzó a tranquilizarse y entonces Ryle salió de mí.

Se había sentido tan malditamente bien. Solté una risa, mientras me limpiaba las lágrimas que se me habían escapado.

Cuando regresé mi vista hacia Ryle, noté que se colocaba otro condón.

Cierto, este hombre tenía una gran estamina. Solté un suspiro.

―Deja voy a tomar agua y... 

Ryle apretó el agarre en mi cintura, para después tumbarse detrás de mí, mientras alzaba una de mis piernas para obtener un mejor acceso a mi culo, y se introdujo dentro de mi.

De nuevo.

―¡Agh! ―solté tratando de mantener mis lágrimas―. ¡Mierda! ―mordí mi labio mientras comenzaba a tocar mi miembro de nuevo.

De acuerdo, voy a seguirle el paso a Ryle, ¿Qué mal me puede pasar?

―¿Esto te gusta? Eres una maldita puta ―susurró Ryle mientras su cálido aliento chocaba contra mi cuello―. No sabía que al gran y respetado joven Chade le gustara ser follado con rudeza.

Aquél repentino comentario hizo que comenzara a tocar la realidad.

―Deja de hablar, imbécil ―gruñí molesto, volteando a ver a Ryle.

Ryle sonrió burlón. Abrí los ojos con impresión, ¿Qué era lo que pasaba? ¿Por qué se comportaba de esta forma? Fue entonces que aquél aroma del pelinegro comenzó a esparcirse por la habitación. Y aquello provocó que me sintiera asfixiado.

―Déjame... ir ―solté entre jadeos.

―Oh no Cale, esta vez te dejaré experimentar una noche de sexo con Ryle, ¿no era eso lo que tanto querías? ―lamió mi cuello. 

Y un escalofrío me recorrió la espalda. Quería marcarme, y no llevaba el bozal puesto.

Intenté alejarme de él, pero entonces, rápidamente me mordió el cuello. Indicándome que me había marcado.

Y mi aroma de menta con sandía comenzaba a fusionarse con su olor a cítricos y tierra mojada.

Fruncí mi entrecejo, mientras otro orgasmo me recorrió el cuerpo, en un espasmo que me hizo sentir liberado de nuevo. Pero aquella liberación no me duró por mucho. 

Me levanté, mientras me cubría el cuello, pero entonces Cale me tomó por la cintura, y sin notarlo, ya se estaba poniendo otro condón.

Lo voltee a ver con furia.

―¡Eres un maldito bastardo! ―lo iba a golpear, pero Cale logró retener mi golpe.

―No me reclames cuando fuiste tu quien lo pidió ―colocó mis piernas sobre sus hombros y se volvió a introducir sobre mí.

―¡No, no...! ¡Ah! ―gemí mientras sentía mis ojos nublarse por el placer y mantenía mis manos en su pecho, tratando de alejarlo.

Pero mis brazos temblaban y su maldito aroma dejo de sentirse pesado y sofocante, para convertirse en una especie de afrodisíaco que me hizo olvidar lo qué había hecho Ryle.

Ese solo fue el inicio de una noche que parecía eterna.

Got Ya (omegaverse)Where stories live. Discover now