Y se fue, dejando un ambiente tan tenso que si lanzabas un fosforo, todo explotaba.

- Por favor, quiero estar sola – dijo Valentina de la nada, seria y sin mirar a nadie.

- Vale, no te voy a dejar...

- ¡Quiero que me dejen sola!

Le gritó a Isabella y ella se detuvo al instante, solo asintió y tomó a Daniel de la mano, se dirigió a mí y extendió su mano libre para que la tomara, en su mirada veía la súplica para que me fuera con ella, y eso hice, salimos de la habitación agarrados de la mano, dejando a una Valentina hecha pedazos y posiblemente en un ataque de crisis.

Llegamos a la cocina e Isabella se dirigió a la nevera por algo de comer, Daniel se sentó en una silla de la isla y yo también, puso tres vasos con leche y galletas, no tenía hambre.

- No es su culpa, Sebastián – dijo ella después de un largo silencio.

No dije nada, solo miraba el plato de galletas del cual ninguno había comido. Me levanté de la silla y fui al patio trasero, necesitaba fumar, mientras encendía el yesquero y la llama le daba vida al cigarrillo me di cuenta que estaba temblando, tenía impotencia, sentía que iba a explotar, solo de imaginarla entre sus brazos, como la besaba, como suspiraba su nombre, como gemía el nombre de mi chica, como la hacía suya... cerré muy fuerte los ojos porque la ira se estaba apoderando de mí otra vez.

- ¡Sebastián ven rápido! – gritó Daniel desde la entrada y fui corriendo, el me guio escaleras arriba y empecé a escuchar gritos.

Era Valentina.

Al llegar vi a Isabella intentando calmarla, pero estaba incontrolable, ya se había puesto su ropa interior, pero la crisis que tenía le impedía importarle eso, lanzaba cosas por doquier, vasos, jarrones, las sabanas la tiró al piso, partió un espejo, lanzo el tocador al suelo y se desplomó sentada en el piso, se veía acabada, me preocupa verla así, me partía el corazón, pero cuando vi que tomó un pedazo de vidrio y lo acercó a su muñeca salté de inmediato sobre ella y la abracé para que pudieran quitárselo de la mano, Daniel lo hizo y trató de limpiar los pedazos que estuvieran cerca de ella.

- ¡Suéltame, no me toques! – forcejeaba, pero la apreté más fuerte contra mi cuerpo.

- Vale, mírame, por favor – se aproximó Isabella tomándola de las mejillas, pero no se quedaba quieta, seguía moviéndose.

- ¡No quiero ver a nadie, suéltame, mierda, no me toques, por favor!

No la solté, no lo iba a hacer, frente a mis ojos estuve a punto de ver como no le importaba nada y se quitaba la vida, sin pensar en nada, la zarandeé para que reaccionara, pero no lo hacía, solo gritaba y lloraba desconsoladamente. Isabella comenzó a llorar al darse cuenta que no podía hacer nada para que Valentina estuviera bien, así que intentó abrazarla, pero no se dejó.

- ¡No me toques, estoy sucia, no me toquen, suéltenme! – este último grito lo sacó tanto de su interior y dolió tanto que comencé a llorar.

Ese maldito.

Nadie merece pasar por esto, no porque estés ebria es una invitación a tener sexo con alguien, todo debe ser reciproco, no creer que la otra persona está de acuerdo, no está en sus cinco sentidos mierda, no sabe lo que quiere en el momento, no razona, no piensa, nadie debería hacer pasar a una persona por esto, y quien si lo ha hecho, realmente es un maldito hijo de puta.

Pasados unos minutos se quedó dormida en mis brazos, después de tanto llorar, gritar y forcejear, por fin se calmó, pero esto no era el final, era solo el principio de lo que ahora se venía. La acostamos en la cama y decidí quedarme con ella, Isabella quería hacerlo, pero no la dejé, ella también necesitaba descansar, estaba muy afectada por lo que había pasado con su hermano, no era bueno que las dos estuvieran juntas en este momento, ella aceptó sin insistir mucho y le dio un beso en la mejilla a Valentina antes de irse. Me acosté junto a ella y la miré, mi estrella, tanto que había brillado el último mes junto a mí, y tan apagada que estaba hace un momento, tenía los ojos hinchados, hundidos de todo lo que había llorado, vi sus marcas y las acaricie, de solo imaginar que vuelve a cortar su preciosa piel... no, eso no puede volver a pasar, ya no.

Lo que encontré en tiWhere stories live. Discover now