Maldita sea
Maldita sea
¡Maldita sea!
Ahora no era el ojos de pez, si no también este que resulta ser el hermano de la novia de mi primo, que maravilla. Todo el puto rato ha estado pegado a ella como una sanguijuela, y cuando iba a ir a buscarla al jardín ya él estaba con ella. No pude evitar mirarlo con odio cuando me paso por el lado, y como no, Valentina a su lado.
- Maldita sea.
- No me sorprende que quieras matar a alguien ahora – dijo Daniel caminando a mi lado. Isabella se reunió con su hermano y Valentina para bailar y casi se me sale el corazón al ver como se le pegaba para bailar y se le restregaba, a ella parecía no importarle y eso me molestaba más aún.
- Si fuera yo el que estuviera así con ella lo más probable es que no estuviera tan tranquila.
- Ahora dime ¿has hecho algo para ganarte su confianza?
No dije nada, tenía razón, eran más la veces que le había hecho daño de los que la había hecho reír, no tenía derecho para molestarme. Daniel me apretó el hombro y lo miré.
- Sabes que ella siente cosas por ti, solo debes dejar de ser tan imbécil y acercarte a ella – dijo antes de ir a donde Isabella y comenzar a bailar con ella.
Como si hacerlo fuera tan fácil como decirlo. Me aleje y fui a los pisos de arriba, quería estar lejos de aquellos dos.
Fui al balcón y me fumé un cigarro, escuché que alguien entraba y me sorprendió verla aquí, ella era la que menos quería ver en ese momento y si Isabella la veía la dejaría sin cabello, podía asegurarlo.
- ¿Qué haces aquí Natalie?
- ¿Por qué tan solo mi Sebas? – dijo con una sonrisa maliciosa.
Natalie llevaba un short negro muy corto, una camisa transparente blanca que hacia juego con su sostén y botines de tacón negros. Estaba buena, pero ella no tenía comparación.
- Solo quería fumar, es todo – dije dándole una calada al cigarro y volteándome para mirar el cielo. Cada vez que miraba las estrellas recordaba a Valentina, ella era mi estrella, tan hermosa y tan sencilla a la vez, su pequeño brillo no llamaba la atención de muchos, pero si a los que realmente la veían, eso era ella para mí, mi estrella, mi brillante y hermosa estrella.
- Claro, y yo soy virgen. – dijo y sentí que me abrazaba por la espalda, me removí un poco pero no se apartó – Sé que estas aquí porque no quieres ver a Valentina con ese tipo, que no está nada mal la verdad – Apreté la mandíbula con rabia y la aparté de mí tomándola de las muñecas con fuerza, al voltearme ella tenía una sonrisa en sus labios.
- Cállate.
- ¿Ves? No puedes mentirme. Pero estas haciendo bien en no acercártele, como se ve que no me quieres junto a ella y que te interesa demasiado para tratarla como si de verdad te desagradara – se me nubló la vista y la tomé por el cuello, sonrió aún más – Ah – gimió un poco y la solté.
- Vete Natalie, no quiero verte, y lo digo en serio, lárgate – me aparté, se sobaba el cuello como si de verdad no estuviera acostumbrada a ese tipo de trato.
- Ya me iba en realidad, esta fiesta me estaba aburriendo desde hace mucho – se acercó y nuestros labios quedaron a centímetros – Cuida muy bien de ella Sebas, no sabes si está del todo segura – se dio un beso en el dedo y los puso en mis labios, se dio la vuelta y se fue. Me pase la mano por la boca con asco.
No entendí a lo que se refería, ¿acaso Valentina corría mas peligro con Natalie de lo que imaginaba?
Tenía que cuidar de ella, me gustaba muchísimo y al no poder acercarme a ella se me sería difícil, pero no imposible, haría lo que fuera para que ella estuviera bien, pero odiaba tener que tratarla mal, menos preciarla, ver como lloraba, verla destruida, pero después, a pesar de todo, ver la bondad y el amor con el cual me miraba, la trataba como una mierda y aun así sus ojos solo demostraban amor.
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Lo que encontré en ti
Teen FictionSoledad, tristeza, odiar con toda tu alma a las personas que te hacen daño y tener un rencor tan grande al no saber cómo liberarte de ese espantoso sentimiento. Bueno esos sentimientos rondaban en mi día a día, pensaba que solo yo era la única que p...