Me desperté por los molestos rayos del sol. Era domingo, y como todos los anteriores, no tenía idea de que iba a hacer. Me quede unos minutos acostada en la cama pensando en una sola cosa, estuve sobre Sebastián, y no de una forma inocente, estuve a horcadas. Me lleve las manos a la cara por la vergüenza que sentía ¿cómo se me había ocurrido hacer eso? ese fue el primer acercamiento "intimo", si se podría decir así, que he tenido hacia un hombre en mi corta vida y justamente tenía que ser con Sebastián, y lo peor de todo es que cuando estaba a punto de besarme sentí como algo en su pantalón se ponía duro, esa fue una de las razones por las cuales me quite y la otra era porque no iba a dejar que me besara. La parte positiva de todo es que no se dio cuenta del por qué me había apartado y de que no deje que lograra su objetivo.
Me levante y fui a darme una ducha y lavarme los dientes, al cabo de quince minutos salí y solo me puse mi ropa interior, como estaba sola me daba igual tener ropa o no. Fui a la cocina a prepararme el desayuno y cuándo estaba arreglando el pan con queso y jamón sonó el teléfono de la casa, deje las cosas y me apresure en atender.
- Hola.
- Hola cariño, ¿cómo estás? – era mi madre.
- Hola mama, muy bien ahora que puedo escuchar tu voz – dije con entusiasmo, ya tenía un mes que no sabía de ella –. ¿Y ustedes cómo están?
- Muy bien, tu padre trabajando como loco en el caso que está llevando y yo estoy de igual forma – dijo en un suspiro –. Estoy agotada – dijo con una carcajada sin ganas.
- ¿Cuándo regresan?, los extraño mucho.
- Y nosotros a ti mi amor, es difícil saberlo, creo que para los primeros días de enero – sentí que algo en mi pecho se hundió y se me humedecieron los ojos.
- No van a pasar navidad conmigo ¿verdad? – dije con la voz entrecortada.
- No lo creo cariño, pero tranquila, tu hermano estará contigo.
- Y con más razón seria lindo que olvidaran su trabajo por una vez en la vida y le prestaran más atención a sus dos hijos en una fecha tan especial – dije con ira, Gabriel no viene aquí desde hace cuatro años y ellos no pueden hacer un esfuerzo de pasar una navidad con nosotros en familia.
- Hija hacemos todo lo que podemos, los clientes nos llaman siempre, no hemos tenido descanso desde que llegamos a Inglaterra, no es nuestra culpa.
- Ustedes son los dueños del bufe, pueden hacer lo que quieran – me paciencia estaba llegando al límite.
- Es cosa de adultos Valentina, no lo entenderías.
- Por supuesto que lo entiendo, les importa más el dinero que sus propios hijos; sabes que mama está bien, Gabriel y yo la pasaremos muy bien sin ustedes, gracias por llamar y nos vemos en dos meses – le colgué de golpe.
No me gustaba discutir con ella, pero siempre ha sido así, muchas navidades las hemos pasado Gabriel y yo solos por culpa de su obsesión con el trabajo, si me ponía a contar, las únicas navidades que la pasamos los cuatro juntos fue hasta que yo cumplí cinco años y una sola después de que mi hermano se fue, y después de eso nada.
El teléfono volvió a sonar y conteste de golpe.
- Que.
- Al parecer a alguien le hizo mal el desayuno – era Isabella.
- Lo siento Isabella, estaba hablando con mi madre y terminamos peleando.
- Creo que ya sé cuál fue la razón.
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Lo que encontré en ti
Teen FictionSoledad, tristeza, odiar con toda tu alma a las personas que te hacen daño y tener un rencor tan grande al no saber cómo liberarte de ese espantoso sentimiento. Bueno esos sentimientos rondaban en mi día a día, pensaba que solo yo era la única que p...