82

759 83 6
                                    


Mi estómago estaba ardiendo de rabia.

¡Ese zorro había hecho una salida! Yo estúpidamente tampoco me di cuenta de eso.

Sin embargo, Helios se veía serio todo el tiempo sin una sonrisa.

—Quiero decir, no me aprovecharé de esa escapatoria. Al sentarse a la mesa de negociaciones con el reino, Kaelus sería un duque, no un marqués. También serás la señora de Ática.

—...

Es gracioso verme en el pasado cuando estaba encantado con el memorándum perforado.

Junto con eso, me siento aliviado de que hubo una oportunidad de revivir el memorándum que casi se convirtió en un trozo de papel.

¿Qué tengo que hacer?

Acepta este trato y tendré que dejar de atacar a Diana.

Si no me gusta, puedo rechazar este trato.

O, como hizo Helios, creando una escapatoria que él no notaría.

—...

Los ojos dorados me miraron.

Tendré que aclarar lo que quiere primero.

—Su alteza el príncipe heredero, entonces, ¿debería dejar de hacer un plan?

—Para ser exactos, quiero que dejes de acusar al templo, Hestia.

Me reí en voz alta.

—Su alteza, la vergüenza del templo no puede ocultarse para siempre solo porque una persona se detiene. Alguien se hará cargo de lo que voy a hacer.

—Tendré que pensarlo de nuevo entonces. Pero estoy tratando de convencerte ahora mismo.

—El templo fuerza el control sobre el palacio. Como dije antes, ¿sabes que la autoridad de este palacio no ha sido revocada por su majestad sino por la misericordia de su majestad?

—Aún así.

El rostro de Helios estaba una vez más sombreado.

—No puedo renunciar a Diana.

Torcí mis labios hacia arriba.

—¿E incluso si termina siendo destruido?

—Haré todo lo posible para no llegar al peor resultado.

Dirigió sus ojos ligeramente hacia abajo.

Lo miré con atención y abrí la boca.

—... Pensé que era un gobernante testarudo.

—...

Una sonrisa solitaria.

Me reí sarcásticamente.

—Qué gran amor. El sabio príncipe está tan atado.

—...

—Es increíble que esté tratando de volver por el camino largo, dejando el camino simple para superar esta dificultad. Lo envidio, Su Alteza. Nunca lo volveré a ver así en su vida.

—...

Helios siguió sin decir nada.

Como para expiar algo que lo sacudió por un momento.

Como tratando desesperadamente de mantener su voto de nunca codiciar a 'Kaelus'.

Ese personaje masculino obstinado que no suelta la mano de Diana, aunque muera pronto.

¿Por qué tienes que alejarlo cuando se esfuerza tanto?

Dejé escapar un breve suspiro.

—Uf. Muy bien, su alteza el príncipe heredero.

HestiaOù les histoires vivent. Découvrez maintenant