PRÓLOGO

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El viernes mi padre tenía el día libre, y aprovechamos para ver una película en la sala, lo cual estamos haciendo en este preciso momento.

Es de noche y hace frío, lo bueno es que tenemos calefacción, sino ya estaría titiritando. Tenemos todas las luces apagadas, permitiéndole a la televisión ser la única que ilumine nuestro hogar, fue idea de Lauren para darle un toque como si fuera la sala de un cine, lo malo es que puso una de terror y ese género no me gusta, me da miedo y no puedo cubrirme los ojos.

Están a punto de pasar la escena en donde se escucha el rechinido de la puerta, haciendo que el asesino o fantasma escuche al protagonista. Gran idea, eh. Aun así, ya sé que al final no sobrevive, ya la vi dos veces, pero de todos modos me dan miedo los sonidos que ponen, esos son los causantes de que casi se me salga el corazón.

Estábamos en silencio, esperando la peor de las escenas, puedo escuchar los latidos de todos nosotros haciendo eco en el lugar, Lauren se cubrió los ojos, mamá abrazó a papá, y yo... bien, gracias.

Alguien tocó la puerta de mi casa con desesperación, todos nos sobresaltamos del susto, Lauren aventó las palomitas al suelo debido al brinco exagerado que dio al escuchar los golpes.

«¿Quién podrá ser a estas horas de la noche?», me cuestioné ya que no esperábamos ninguna visita.

Papá se puso de pie y se acercó con toda la valentía del mundo a la puerta, los golpes no se detenían, miró por la mirilla para ver de quién trataba. Fruncí el ceño al ver que la expresión de mi padre cambió a una de total preocupación y giró la perilla de inmediato.

Volteé para ver quién era y mi corazón latió más rápido.

Lía.

Estaba cubierta de sangre en la blusa, en el rostro... y lo peor de todo, tenía algo cargando en sus brazos.

—Ayúdenme, por favor —habló con lágrimas en los ojos.

Oh, Lía. ¿Qué fue lo que hiciste?

Brooken © #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora