11. enzo fernández

11.6K 516 131
                                    

advertencia: +18

Terminé la llamada y volví a entrar al living. Recién habíamos terminado de cenar y ya había pasado la medianoche, pero por suerte era fin de semana así que como de costumbre seguramente haríamos algo tranquilo en casa. Enzo y yo teníamos esa especie de tradición, no podíamos pasar un viernes o sábado sin hacer alguna maratón de series o películas, pedir comida o simplemente quedarnos escuchando música hasta tarde. Nos divertíamos mucho juntos y siempre esperábamos ese día, durante la semana ambos estábamos ocupados (especialmente él con su trabajo) y nos gustaba aprovecharlo. 

Sin embargo, en esta ocasión lo noté raro. El día había sido común y corriente, no habíamos discutido, pero tenía una cara que no me daba ninguna buena señal. Pensé que simplemente estaba cansado o le estaba agarrando sueño. 

— Emi me dijo que nos invita a cenar el sábado que viene, viste que es su cumpleaños —le avisé.

No recibí mayor respuesta que un "ajam".

Me acerqué a él. Estaba tirado en el sofá jugando con su celular mientras escuchaba música, tenía los pies apoyados sobre la mesa ratona y no estaba usando una remera, solamente tenía su short deportivo. Me encantaba verlo así, mostrando gran parte de sus tatuajes.

— ¿Tenés pensado qué película podemos ver hoy? —le pregunté al pararme detrás suyo. Le acaricié los hombros y le di un beso en el cachete. Tenía la piel más suave del mundo.

Contestó algo por lo bajo, apenas modulando, no entendí nada. 

— ¿Qué?

— Que no, no sé, gorda. Fijate vos. 

No sacaba la vista de su celular, parecía que estaba ignorando mi presencia y no entendía por qué. Parecía más interesado en pasar los reels de Instagram cada dos segundos, totalmente impaciente. Hasta llegó a mover los hombros e inclinar la espalda hacia adelante, todo para que dejara de tocarlo.

— Bue, ¿qué te pasa? —le pregunté ya confundida, haciéndome hacia atrás. No encontraba motivos para que se sintiera así, Enzo no era una persona que se ponía de mal humor de golpe, al contrario, siempre tenía un chiste por hacer hasta en las peores situaciones.

— Nada, ¿por? —contestó. 

— ¿Entonces por qué te pusiste así de la nada?

Se encogió de hombros, todavía sin mirarme.

— Por nada, nena.

— Decime, Enzo —le insistí, ahora la impaciente era yo— Dejá de hacerte el misterioso.

love stories x la scaloneta [+18]Where stories live. Discover now