love stories x la scaloneta [+18]

6. cuti romero

advertencia: +18.

— Che, ¿tantas cosas vas a llevar? —se quejaba mientras acomodaba tus bolsos de ropa y demás pertenencias en el baúl del auto. La organización ya había arrancado mal.

— Me voy a quedar allá como tres semanas, ¿qué querés que haga?  

— Parece que te estás mudando —soltó él, para después cerrar el baúl de manera brusca una vez que terminó de armar esa especie de rompecabezas. 

Era verano y, como de costumbre, habías acordado juntarte con tu grupo de amigos en la costa. El único problema era que no pudiste viajar con ellos hasta allá porque tenías que resolver algunos trámites en tu ciudad, así que no te quedó otra opción que arreglártelas y ver cómo hacías para ir hasta allá lo antes posible.

Tu mejor amiga insistía en que aprovecharas el viaje de su hermano, Cristian, quien justamente iba hacia el mismo lugar y no debería tener problema en llevarte porque iba a ir solo en su auto. Pero ella no era consciente de la pésima relación que existía entre ustedes dos. No había una razón aparente, de hecho ni vos le encontrabas una explicación concreta, pero cada vez que se cruzaban era con la peor de las ondas. Él era difícil de tratar y vos no te mordías la lengua, lo cual resultaba en una combinación explosiva.

Aceptar aquella propuesta era tu última opción, hasta que supiste que la mamá de tu amiga convenció a Cristian, o Cuti, como le decían todos, de que te llevara. "De paso le hacés compañía y te fijás que no haga locuras con el auto", decía ella.

Las primeras cuadras que recorrieron estuvieron inmersas en un silencio absoluto. Él se concentraba en manejar y en putear a algún que otro auto que se les cruzara, ya que siempre, según su criterio, hacían cualquier cosa.

— Vos podrías ir con más cuidado también, mirá la velocidad a la que vas y la que dice el cartel —se te ocurrió comentar, después de escuchar cómo se quejaba de los demás conductores. Uf, ¿para qué?

— Mejor seguí cebándome mates, ¿querés? —replicó él, generándote una sensación de bronca— Es lo mínimo que podés hacer.

— Sos más boludo, posta —le dijiste mientras le pasabas un mate, el cual se tomó con bronca. 

— Laaa, lo que tengo que aguantar —se quejaba por lo bajo. 

Respiraste hondo para no seguir con aquella discusión sin sentido, que en el peor de los casos podía terminar distrayéndolo, y en la que jamás iban a dar el brazo a torcer.