love stories x la scaloneta [+18]

10. lisandro martínez

advertencia: +18, stepbrother trope

Pasar unas pequeñas vacaciones en la montaña puede parecer un plan muy divertido, pero todo cambia cuando te tenés que ir con tu mamá, su nueva pareja y el hijo de este hombre. 

Lisandro o Licha, como todo el mundo lo llamaba, tenía pocos años más que yo y se dedicaba a jugar al fútbol profesionalmente. Ya era todo un hombre independiente pero la insistencia de nuestros padres nos llevó a que tengamos que aceptar casi obligadamente irnos de vacaciones los cuatro juntos. Mi madre insistía con que nos íbamos a llevar muy bien, dado que por nuestra edad nos sabríamos divertir juntos, pero ni ella ni yo nos esperábamos que existiera otro tipo de tensión entre los dos. Por supuesto que aquello era algo que iba a mantener guardado en lo más profundo de mi mente.

Nuestros padres habían rentado una cabaña que era muy linda y tenía de todo, pero no era tan grande, por lo que él y yo teníamos que compartir una habitación. Como si fuera una nena chiquita quejándome, mi mamá ignoró mis reclamos por tener más privacidad bajo el pretexto de que iban a ser tan solo unos días. Su deseo por jugar a la familia ensamblada era más fuerte. No había manera de que aquel plan se cancelara.

No podía negar que me parecía un chico sumamente atractivo, pero eso me incomodaba. Ya nos habíamos visto unas cuantas veces, ya sea para cenar todos juntos o para algún cumpleaños, y en cada una de ellas pude sentir algo extraño entre los dos. Como si existiera algún tipo de fuerza que nos acercaba el uno al otro, como si me estuviera coqueteando y como si yo le quisiera coquetear a él.

***

Eran las nueve de la noche. Habíamos pasado el día haciendo excursiones, por lo que yo ya estaba prácticamente muerta. Mi mamá y su pareja habían salido a cenar juntos así que debí quedarme sola en la cabaña con Lisandro, quien estaba muy entretenido en el sofá mirando un partido. Para mí eso fue genial, ya que di por hecho que la interacción sería escasa. Me dije a mí misma que tenía que tratar de evitarlo. 

En mi cabeza resonaba que lo que sentía estaba mal así que puse todo mi esfuerzo en paliar aquellas emociones y pasarla lo mejor posible. Al fin y al cabo, la convivencia con Licha era buena, dejando de lado lo desordenado que estaba siendo. 

Después de que nuestros padres se fueran, me di un baño caliente con el plan de irme directo a la cama. Estaba muy cansada y necesitaba eso, pero apenas abrí la puerta del dormitorio me encontré con todas las cosas de Lisandro tiradas en cualquier parte. Zapatillas, camperas e incluso su mochila, la cual había dejado apoyada arriba de mi cama. Con que así se siente compartir la habitación con un hermano, pensé.