Parece que va a llover

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Rarity ya llevaba varias semanas trabajando en aquel cafe cerca a la universidad de Bristol, había días buenos y días malos, clientes agradables y otros con los que preferiría no volver a cruzar palabra. Intentaba de a poco hacerse su propia "terapia" comenzando sus mañanas con canciones con ritmo algo feliz para sentirse lo más motivaba posible, pero también para ignorar en desconcierto que sentía sobre que iba a ser de su futuro. Durante toda su vida Rarity escuchó el discurso de: "Naces, creces, estudias, te vuelves profesional, matrimonio, familia, te reritas y vives tranquilo lo restante de la vejez". Rarity sentía que estaba cada vez más lejos de ese plan de vida que sus padres trazaron, y como era el único camino que vio por tantos años ahora no sabía que hacer.

No sabía que iba hacer, la cafetería aunque le generaba ingreso suficiente como para ahorrar algo de dinero, no era algo que veía en su futuro, como todas las personas de su alrededor quería crecer, quería una carrera que le diera un futuro; pero todo lo veía tan difícil y lejano que eso la desanimada. En una ocasión Big McIntosh la encontró fumando un cigarrillo en el patio trasero de la sala mientras intentaba deshacerse de sus propios pensamientos autodestructivos, y comentarios que precarizaban su salud emocional, fue él quien le dio el consejo que no sabía que necesitaba, "Un problema a la vez, un día a la vez".

Era cerca del fin de semana, Rarity pudo escuchar como muchos de sus compañeros de trabajo reían entretenidos y felices porque la semana de trabajo porfin terminaba y lo que quedaba de los días, de eso se encargarían los del turno de los fines de semana, la pelimorada solía pedir hroas extras para generar un poco más de dinero; pero en esta ocasión estaba tan cansada que solo quería llegar a la casa de Applejack a tomar una buena ducha caliente para relajar cada uno de los músculos de su cuerpo y en especial sus cansados pies. Una de las cosas que más había afectado a Rarity, a pesar de saber que sucedería, fue todos aquellos "amigos" que perdió desde que fue hechada de casa; solo se hablaba con la familia de Applejack, Sentry, Fluttershy y Zephyr. No era un mal circulo y tampoco los despreciaba pero se pudo dar cuenta de lo falso que eran las personas en el medio por el que se movía y que tan rápido le dieron la espalda.

—¡Hey! Chica amatista, ¿qué vas a hacer en la tarde?—Habló un chico moreno, alto y delgado. Su nombre era Mohammed.

—Nada de tu interés—respondió Rarity agarrando una de las cajas que debía llevar a la parte de atrás de la bodega. La fashionista le tenía algo de fastidio al joven, y ni ella sabía porqué.

—Diablos, tan fria e hiriente como siempre—murmuró el muchacho suspirando sonoramente.

—Tal vez deberías dejar de intentar lo que sea que estes haciendo, no estoy disponible—contestó Rarity sobando uno de sus hombros, estaba comenzando a sentir el cansacio.

—¿No hay una sola ni por lo mínima que sea?—Preguntó el chico con voz decepcionada.

—Mohammed, eres un hombre y yo una lesbiana, ¿tu que crees?—respondió Rarity intentando obvear su situación sentimental.

—Ooh...—comentó el joven viendo a la nada, Rarity solo levantó una de sus cejas pendiente de cualquier comentario o gesto de disgusto que el chico pudiera expresar.—Entonces...¿quieres que te presente a una prima? Es muy linda, te lo prometo.

Rarity lo miró a los ojos, confundida por un momento hasta que poco después el solo rostro del chico frente suyo le causó una risa contagiosa, el muchacho se rio con ella sin saber porqué. Era un comentario estúpido y rozaba lo esterotípico; pero le hacía gracia de todas formas, no la hacía sentir juzgada sino algo aceptada y eso le agradó, por supuesto que rechazó la oferta de conocer a la prima de Mohammed pero eso aligeró un poco su mañana por más tonto que fuera.

SKINS (EN PAUSA)Where stories live. Discover now