Capítulo Veintiséis: Adiós a las vacaciones.

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   —¿Hablasteis cuando me largué de la casita? ¿Alex te dijo algo? —quise saber mordiéndome el labio inferior. La curiosidad me mataba, deseaba ver lo que pasó la noche anterior, necesitaba saber si Alex se le había confesado a Daniel. Pero, a juzgar por cómo ha hablado de él, creo que todavía no lo sabe.

   —¿Quieres que te cuente lo que hicimos? ¿Quieres saber cuántos golpes recibió ese cretino, eh? —suspiró mesándose el pelo, tratando de tranquilizarse —. Te aseguro que para mi, él ya no es más mi primo. Es un puto mujeriego que solo intenta jugar con todas las tías que puede. ¡Le tengo asco! —y dicho esto, caminó hacia la puerta. Estaba claro que no sabía nada…

   —Daniel, ¿qué vas a hacer? Elisa no puede chantajearte de esta forma. Debes tener algún plan. —cambié de tema. No quería que se enterara por medio de una tercera cuando eso le correspondía al propio Alex.

   —Por ahora solo fingiré ser su novio y tú no te me acercarás en público. Te he contado esto porque debía, pero no quiero que te involucres, ¿entendido? Lo que faltaba es que tú también cayeras… aunque, visto de otro modo, ya has caído junto a mí, porque si se llegan a propagar esas fotos comprometedoras, te aseguro que tu carrera como cantante se irá a la mierda. Así de claro.

Vale, admito que tenía razón, ¡pero yo quería ayudarle! No lo puedo dejar solo…

   —¿Qué te propuso Alex? Porque sigue siendo tu primo, y supongo que te quiso ayudar, ¿no? —atajé y él volvió a fruncir el ceño.

   —Dijo que me ayudaría… ¡pero ahora lo dudo! Además, voy a contratar a un… Mejor no te lo digo. No quiero más sorpresas, de verdad. Estoy cansado de la vida. Me marcho, necesito dormir. —hizo una pausa para luego ponerse junto a mí —.Por cierto, estás preciosa a pesar de todo lo que está pasando.

Me sonrojé como nunca y me aparté un mechón de pelo. Para cuando quería despedirme de él, ya se había marchado.

Bueno,  al menos ya sabía que no era un cerdo despiadado…

*~*~*~*~*

Miles de pensamientos cruzaban mi mente, como un torbellino que desordenaba todo lo que encontraba, como un caos irreparable en mi cerebro que me causaba dolores de cabeza innecesarios. Pero como él me importaba, por mucho que me pesara, no paraba de idear una y otra vez en mi cabeza situaciones que pusieran en contra a Elisa y su maldad.

¿Cómo era posible que alguien así actuara tan condenadamente bien? ¡Fingía ser la chica perfecta! Educada, sonriente, honesta… ¡y una mierda! Era todo lo contrario. Se había atrevido a espiar a su novio desde que salían juntos y, lo que no me entraba en la cabeza era, ¿por qué lo había hecho? ¿Para que algún día pudiera chantajearlo? ¡Claro! El día en el que él decidiera ponerle fin a su relación, ella estaría preparada para sacar sus trapos sucios y ridiculizarlo si fuera necesario. Era condenadamente lista… Aunque, sigo sin entender para qué lo quiere a su lado si ella ya tiene todo lo que alguien de su condición desearía. Fama, dinero, a millones de chicos… ¿Era ambición, maldad o simple capricho? No la entendía… de verdad que no. Y yo estaba en mi cama, calentándome la cabeza sin remedio.

Conviviendo con la Mentira © [Borrador]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora