Capítulo Veintiséis: Adiós a las vacaciones.

Start from the beginning
                                    

Evalué la situación. En verdad lo estaba pasando fatal y, sino he oído mal, me ama todavía. La causa de que me abandonara era porque Elisa lo había chantajeado… pero, aun así.

   —¿Por qué no me lo dijiste? Ya sabes que yo no se lo diría a nadie. —de pronto sentí sus manos en mi cintura. Había caminado tan rápido hacia mí que no me di cuenta hasta ese instante de que lo tenía tan cerca. Reprimí un escalofrío.

   —Hay espías por todos lados, y no me atrevía a desafiarla. Ella me ha asegurado de que ya no me vigila más, pero yo sospecho de todos. —sus ojos descendieron hasta mis labios y yo miré a otro lado. Me atraía inevitablemente y cerré los ojos con fuerza para no abrazarle con locura.

   —Sabes que, aunque me lo hayas contado ahora, no significa que te vaya a perdonar. Me hiciste mucho daño y… sé que ahora soy una molestia para ti, por lo que debemos alejarnos lo máximo posible. —abrió la boca y me miró sorprendido.

   —Miriam… —su voz sonó rota y casi me arrepiento de lo que he dicho, casi —. Espero que algún día lo hagas, porque te necesito a mi lado. De verdad. Pero si tu lo quieres así, será lo mejor para ambos.

Se separó de mí y fue hacia la ventana. Miró el cielo cubierto de nubes y suspiró. Me llevé los dedos a la boca y sentí el calor de mi rostro. Debía estar muy sonrojada, pero ahora no podía fijarme en eso, no. Debía aclarar mi mente, despejarla y encontrar una solución para que él saliera de este embrollo. Una cosa era que nos distanciásemos, y otra muy distinta que lo dejara sin mi ayuda.

   —Daniel, ¿sabe alguien más lo que te pasa? —pregunté suavemente. De nuevo reprimí las ganas de acercarme a él. Su ancha espalda clamaba por ser abrazada y sus hombros se encogieron. Sin girarse, me contestó.

   —Si, desgraciadamente, Alex lo sabe. El muy cabrón aprovechó la oportunidad para llevarte a la cama. Y hablando de eso… —se dio la vuelta y se acercó peligrosamente a mí. Su rostro cambió de expresión por una más dura y me encogí instintivamente —. Te dije que te mantuvieras alejada de él, que solo quería sexo contigo. Pero me ignoraste y mira lo que casi pasa… —sus ojos azules me examinan el cuerpo y me abrazo a mi misma sabiendo que tenía razón… —Si yo no hubiera llegado a tiempo… si tan solo no hubiera cogido esa llamada… ¿qué habría pasado? ¿Eh?

Me zarandeó como una muñeca de trapo y luego me abrazó con fuerza. Sentí su respiración en el cuello y me estremecí, no iba a negar que él me alteraba... Sus fuertes brazos rodearon mi cintura y yo, al final, recosté mi cabeza en su pecho, como una niña pequeña. Olí su perfume, se había duchado —seguramente en el apartamento de Alex—, porque olía a menta…

Cuando nos separamos, me sentí mejor que antes, aunque también noté un vacío que solo él podía llenar. Pff, mi mente daba vueltas una y otra vez tratando de no pensar así, pero simplemente no podía evitarlo. Daniel se rascó la cabeza y luego suspiró.

   —Lo siento y gracias. Ten por seguro que jamás me volverá a ocurrir. Ya he tomado una decisión, y creo que Alex no me molestará más. —él enarcó una ceja bufando.

   —Ese tío no escarmienta. Volverá a intentarlo…

Conviviendo con la Mentira © [Borrador]Where stories live. Discover now