Capítulo 02

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Yelena

¿Cómo podría Yelena explicar esto a Kate? Una cosa era traer una gata callejera a casa ¿pero esto? Dudaba que la joven arquera lo fuera a tomar con tranquilidad. Si bien la relación entre ambas se había vuelto mucho más cercana desde que se habían mudado juntas, Yelena no estaba segura de si hoy sería el día en que sobrepasaría los límites de su compañera de piso, pero pronto lo averiguaría.

Dentro del departamento todo estaba oscuro y en silencio, el reloj marcaba las 3:27 a.m. y solo se podía escuchar el ligero zumbido del refrigerador y la gotera del lavaplatos que no habían tenido tiempo de arreglar. Tras cerrar la puerta con un poco de dificultad Yelena se dirigió a su habitación, subiendo la escalera cuidadosamente. Al llegar al cuarto se encontró con Luna, la gata que hacía apenas dos meses habían adoptado.

Yelena había encontrado a Luna un miércoles por la mañana cuando se dirigía al parque para correr. La mujer iba pasando junto a un callejón cuando escuchó unos tenues maullidos que llamarón su atención, al explorar un poco se dio cuenta de que entre los botes de basura había un gato negro con blanco.

Cuando Yelena intentó tomarlo, el animal la aruño y salió corriendo pero no llegó muy lejos pues tenía una herida en una pata trasera que le impedía moverse. Yelena volvió intentar atraparlo pero esta vez usando una caja para evitar que escapara y así poder llevarlo al veterinario.

En la clínica veterinaria le informaron que no se trataba de un gato sino de una gata, y que la herida era una mordida superficial que solo había requerido de un vendaje y un par de inyecciones con analgésicos y antibióticos.

Esa mañana Yelena regresó al departamento con una transportadora para gatos en una mano, y un café y una bolsa de bagels de Absolute Bagels en la otra.  Si la exwidow quería convencer a Kate de adoptar a la gata iba a necesitar persuadirla con comida de uno de sus lugares favoritos.

—¿De verdad fuiste casi hasta Columbia solo para comprarme bagels y sobornarme para que adoptemos un gato? —preguntó Kate divertida mientras sacaba uno de los panes. Yelena soló sonrió tímidamente.

Ciertamente no había necesidad de sobornar a Kate, la menor había aceptado de inmediato que la gata se uniera a la "familia" e incluso ella misma le había puesto el nombre de Luna y después del trabajo había pasado a comprarle un ratón de juguete (el cual cabe mencionar nunca fue del agrado de la gata y termino siendo usado por Lucky).

Con ese recuerdo en mente, y aferrándose a la cálida sonrisa que Kate le había dedicado aquel día como diciendo "tranquila, esta también es tu casa", Yelena se armó de valor y sin hacer ruido salió de la habitación para enseguida caminar al otro extremo del pasillo. Lentamente giro la perilla de la puerta y echó un vistazo adentro. Lo primero que vio fue a Lucky recostado a los pies de la cama, mientras que Kate estaba acurrucada en medio de todas las almohadas con las que solía dormir.

Por un momento Yelena consideró no molestarla y mejor esperar a que la mañana llegara ¿qué más daba si retrasaba la conversación unas horas más?, pero antes de que pudiera volver a cerrar la puerta Lucky sintió su presencia y con un gemido de emoción se levantó a saludarla, despertando en el proceso a Kate.

—¿Yelena? —habló adormilada y con los ojos entrecerrados para poder ver la hora en su celular— ¿Qué haces aquí? Pensé que llegarías mañana por la tarde.

—Sucedió algo y... tuve que volver antes —Yelena sonaba más insegura de lo que le hubiera gustado, de hecho era raro que ella se mostrara insegura sobre cualquier cosa y esto pareció captar la atención de la arquera.

—¿Qué pasó? ¿Estás bien?— Kate movió las sabanas a un lado y se levantó de la cama con un poco de torpeza, definitivamente necesitaba dejar de dormir entre tantas almohadas— ¿Estas herida o...?

Little WidowDonde viven las historias. Descúbrelo ahora