- Hey, háblame- susurró, casi en una súplica- No quería ocasionar esto. En serio. Lo siento.- me miro a los ojos y ahí pude notar como pequeños rastros de barba cubrían su perfecto rostro y como un beanie cubría su cabello castaño. Rápidamente disipe esa perfecta imagen de él de mi cabeza y fingí total desinterés.

- Ten más cuidado para la próxima.- contesté, carente de emoción. Deshice su agarre y me dirigí hasta la caneca más cercana para depositarla ahí.

Al darme vuelta, encontré a una Violet totalmente sorprendida detrás del chico que hace apenas unos instantes hizo que perdiera mi bebida favorita. El chico observaba cada uno de mis movimientos. Le reste importancia y le hice una seña a Vio indicándole que ya entráramos, ella asintió y se puso en marcha entrando directamente al salón. Mire por última vez mi ropa arruinada y en serio quise golpearlo. Camine hasta la entrada y vi como se posiciono frente a mí evitando mi paso. Rodé mis ojos y lo mire fríamente.

- No molestes más- sentencie muy enojada- ¿No crees que fue suficiente?- pregunto, señalando mi playera. Él sonrío mientras me observaba de arriba abajo.

- Igual te ves muy guapa.- contesto con su voz más rasposa de lo normal y trague en seco. ¡¿QUÉ RAYOS LE PASA?! Tumbo mi bebida. No puede hacer esto. Finjo una sonrisa y trato de evadirlo. Pero hace un movimiento rápido logrando evitarlo. Sonríe una vez más. ¿Por qué tiene una sonrisa tan bonita? DIOS.

- Sólo déjame pasar.- contesto ya seriamente desesperada- Quiero entrar a clases.

- ¿Si hago eso me perdonas?- susurra, muy despacio mientras hace un puchero.

- NO.- contesto casi de inmediato. Sonríe pícaramente.

- Dime, ¿qué hago para que me perdones?- pregunta cálidamente mientras se acerca a mí. ¿Puedo besar a alguien mientras estoy enojada? No, esa es la respuesta. Lo evado bruscamente y lo miro.

- ¿Sabes que sería bueno?- prengunto y él levanta una ceja a la espera de una respuesta- No verte en clases- digo finalmente y sonrió falsamente mientras lo evado totalmente y logro entrar al salón.

Suelto un suspiro y camino hasta uno de los lugares vacíos. Gracias al cielo aún la maestra no había llegado. Busco a Vio y a las demás chicas y veo que están juntas. Les sonrío y me hacen ojitos preguntándome que sucedió. Niego y ruedo mis ojos, haciéndoles saber que era un tarado. Volví mi vista al frente y sonreí voluntariamente al recordar a ese lindo chico. Lo había visto varias veces y claro que lo había apreciado, era de los típicos chicos que se sientan atrás para hacer sus desastres con sus amigos, que cualquier chica les trae ganas y que aparte de eso tiene un aire de popular. Así que fue bastante extraño chocar con él, pero tampoco quería mostrarle gran importancia ya que creo habría sido un logro para él.

Pero, HEY, a quien engaño. El chico es increíblemente irresistible. Es decir, ¿quién no se fijaría en alguien como él? Hasta su barba desordenada se le veía linda. Pero no, no hay que tener dos dedos de frente para no notar que es de los típicos que buscan a la chica para un buen rato y luego hacen del que a nadie conocen y menos a ti. Entonces no. Aunque no sería mala idea poder besarlo, esos labios carnosos invitándote a devorarlo...

Sacudo mi cabeza evitando tener ese tipo de pensamientos. Es un idiota. Es el final.

Saco mi celular y tengo varios mensajes de Valentina.

- Hey, ¿pasó algo?

- Gracias por el visto, Denell.

- Dios, me haces preocupar y seguro andas tomándote una CocaCola lo más de tranquila.

Enamorada del chico problema Where stories live. Discover now