⁕De Unα Bromα α Algo Mάs⁕ [Duxino]

«EꙆ ᥙᥒo ᥲꙆ otɾo»

Había pasado ya como una hora desde la llegada de Duxo, Aquino se encontraba recostado en la sala mirando su celular mientras el azabache tomaba una ducha, sentía que la necesitaba tras el viaje y tras el incidente con la lluvia.

Aquino se había encargado ya de poner a sus amigos al tanto sobre el paradero de Duxo, y, mientras los más normales, como Tomy y C3jo, se alegraban de que estuviera bien y que esté con el, por otro lado estaban los hijos de su madre de Locochon y Soarinng, haciendo comentarios como: "Si iba a visitar a su novio al menos hubiera avisado" "Ese csm de Duxo anda necesitado", entre otros. Aunque, claro, era su forma de decir que también estaban aliviados de que el azabache estuviera bien.

Pasó un rato más, hasta que el castaño escuchó el sonido de la puerta del baño abrirse, seguido de un "¡Aquino! ¿Dónde mierda está la ropa qué te dije qué me prestes?"

El menor sonrió para sí mismo y se levantó del sofá, dejando ahí su celular, para luego ir en busca del azabache, pero olvidó un detalle que recordó inmediatamente al ver al mayor, éste acababa de salir de la ducha, por lo que claramente, no llevaba puesto nada más que una toalla amarrada a la cintura.

Trató de no hacer mucho caso a esto, y atinó solo a guiar al azabache, quien actuaba como si nada, a su habitación, para ya ahí buscar en unos cajones la ropa que necesitaba Duxo.

El azabache se sentó en la cama, mirando lo que hacía el castaño, pero sin decir ni una sola palabra. Entonces decidió romper el silencio.

—Tienes un bonito cuarto, Aquino.

—¿Ah? Ah, gracias Duxo, aunque está un poco desordenado... Cierto, ¿Qué quieres ponerte exactamente?

—Dame unos shorts o algo, hace calor.

—Bueno, como quieras.

Aquino sacó unos shorts cortos y se los dio a Duxo, luego sacó una camiseta, aunque se quedó mirándola un rato pues le pareció que era muy grande para su amigo, pero prefirió ignorar esto y al final dársela igual.

—Bien, eh... Saldré para que te cambies.

—No te dije que lo hagas, Aquinito.

Aquino se sobresaltó y miró a Duxo con la cara roja, ante aquella reacción, el azabache empezó a reír a carcajadas.

—Bromita, webón, bromita.

—¿Con qué "bromita", eh Duxo?

Aquino se acercó con una mirada atrevida al azabache, quien empezó a sonrojarse y sintió su cuerpo tensarse, sólo pudo quedarse mirando los ojos del castaño hasta que tuvo su rostro peligrosamente cerca al suyo.

Se quedaron así, en una guerra de miradas, la cual, luego de un buen rato, terminó ganando Aquino, pues Duxo no pudo más de los nervios y volteó la cabeza hacía otro lado.

—Y-Ya webón, salte de una vez que me quiero cambiar.

Aquino sonrió satisfecho tras ganarle al oji lila, para luego retirarse del cuarto cerrando la puerta tras de sí. Una vez afuera, sintió como toda la sangre se le subía la cara, la cual cubrió con ambas manos mientras gritaba internamente.