⁕De Unα Bromα α Algo Mάs⁕ [Duxino]

«Uᥒᥲ Ꙇɩᥒᑯᥲ ᑲoɾɾᥲᥴᖾᥱɾᥲ»

Llevaban nuestros protagonistas una semana ya conviviendo en casa del mayor, sin duda se sentían de lo mejor haciendo las cosas que les gustaban con el otro.

Duxo se encontraba, entonces, una tarde, preparando cualquier cosa para comer mientras jugaban, ya que, si, ese era el plan de esa noche: jugar hasta al menos las 3 de la mañana, bueno, ese era el plan inicial...

De repente, Duxo escuchó como se abría una puerta de golpe y vio a Aquino bajando rápidamente las escaleras, se levantó alertado temiendo que a Aquino le hubiese pasado algo, cuando de repente éste se paró en frente suyo mostrándole emocionado la pantalla de su celular.

—Duxo, ¡mira, webón, mira! —Le dijo el castaño señalando con insistencia la pantalla.

Sin preguntar ni nada el azabache volteó su mirada hacía el aparato y de inmediato entendió la emoción del contrario, el video que Aquino había subido el día anterior estaba teniendo bastante éxito en ese poco tiempo, contaba ya con bastantes vistas y likes en sólo un día, estaba claro que el castaño estaba más que feliz por aquello.

—No pues... ¡Felicidades, webón! Merecido lo tenías —Dijo el oji lila sonriéndole abiertamente al castaño, el cual seguía con una emoción tremenda, sí que podía llegar a parecer un niñito a veces.

—Gracias, enserio, Duxo... Gracias. —Le respondió el menor bajándose el cubre boca para devolverle la sonrisa.

—No tienes porque agradecerme na-

De pronto, un abrazo por parte del oji miel interrumpió lo que Duxo estaba por decir, el mayor sólo pudo escuchar como Aquino le seguía agradeciendo en voz baja para luego de manera repentina separarse del abrazo.

—¡Lo siento! Es que, yo... sólo, pensé que quizás te estaba incomodando. —Dijo Aquino volteando la mirada y subiendo de nuevo su cubre bocas, alcanzando apenas a taparse la cara en el instante que ésta se le estaba poniendo roja.

—Ay, Aquino —dijo Duxo de pronto riendo—. No me incomodas, ¿está bien? Me gustan tus abrazos.

De pronto, todo quedó en silencio, Aquino miró fijamente a Duxo y puso al oji lila nervioso, ¿Lo que dijo había sonado raro? ¿Por qué Aquino lo miraba así? ¿Debía hacer o decir algo?

Mierda, mierda, mierda —repetía Duxo en su mente—. Creo que sonó mal, ahora Aquino va a pensar raro, ¿Qué hago?

Duxo estaba por decir algo para por fin romper el silencio cuando Aquino de repente puso una mano encima de su cabeza.

—¿A-Aquino? —Murmuró el oji lila sonrojándose ligeramente.

—A mi también me gustan tus abrazos. —Respondió el más alto sonriendo para luego alborotarle el cabello al azabache.

—Pendejo, ¿sabes lo qué me cuesta peinarme? —Dijo el mayor mirándolo de forma que parecía enfadado, aunque sus mejillas rojas demostraban una emoción completamente diferente.