- ¿alguna vez te haz preguntado que diferencia la alegría de la felicidad? - preguntó aquella vez. siendo curioso, apasionado y único, como siempre lo sabía ser.
- no realmente - murmuró, admirandolo como la más preciosa joya o la mejor bendición...
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Ao'nung veía con inquietud hacia su mejor amigo, angustiado.
Después del día de San Valentín tocaban clases, por lo que obviamente debía de asistir a la universidad. Y claramente... debía de toparse con Rotxo.
Cosa que quería porque en realidad, necesitaba hablar con él y arreglarse por completo con este, antes de que hablará con Tsireya.
Quería decirle sobre... Neteyam, y poder pedirle algún consejo para su cita con este, cuando se mejorará de su gripe y pudiesen salir.
── Rotxo ── le llamó la atención entre susurros, recibiendo una mirada leve y que este le ignorara, concentrado en la clase. Resoplo un poco y se resistió a nombrarlo de nuevo, sin complicar las cosas.
Jugo con uno de sus lápices, viendo la hora cada cuanto y esperando que terminará aquella fastidiosa clase para salir e intervenir al más bajo con toda intención.
No tuvo que esperar demasiado, para cuando un papel se deslizaba hacia su escritorio, llamando su atención.
Vio a Rotxo dejándole una nota y se puso algo ansioso, tomando el papel para leerlo. "Después de clase", decía. Dándome a entender que este sí le dejaría hablar, provocándole una sonrisa.
Paso los minutos garabateando con tranquilidad, manteniendo en su mente el día de ayer con una sonrisa de labios, enamorado. Ojitos bonitos era muy divertido siempre... y definitivamente, su gusto por las películas viejas se le hizo espectacular.
Cada vez le gustaban más cosas del otro
Cuando terminó la clase, todos recogieron sus cosas (al igual que Rotxo y él) para salir, quedándose ambos en el salón con sus útiles guardados y mirándose.
── Dos minutos ── contó su amigo, cruzandose de brazos y apoyándose contra su escritorio, esperando porque empezará a hablar.
── ¿podrías bajar tu rencor hacía mi por un momento? ── le preguntó con duda, llevándose las manos a los bolsillos y recibiendo un quejido de su amigo que le hizo encogerse un poco en su lugar. Eso era un no ── yo... voy a tener una cita con alguien ── le comentó, antes de que este aflojara su cruce de brazos, sorprendido por un segundo antes de fruncir el ceño, como si estuviera muy enojado ── y es un chico ── murmuró, sin mantenerle la mirada, nervioso.
── ¿te refieres al capitán de arquería? ── preguntó este de repente, provocando que alzará la vista para verlo ── ¿así que tienes los huesos suficientes como para acercarte a él después de lo que le hiciste? ── preguntó este con un tono sarcástico y disgustoso que le confundió, haciéndole sentirse algo mal ── bueno, pues mucha suerte en su cita. Procura no hacerlo esperar por ti bajo la nieve por más de 2 horas, en bajo 0, como la última vez ── se quejó este, empujandose hacia adelante con el escritorio para salir del salón.
