- ¿alguna vez te haz preguntado que diferencia la alegría de la felicidad? - preguntó aquella vez. siendo curioso, apasionado y único, como siempre lo sabía ser.
- no realmente - murmuró, admirandolo como la más preciosa joya o la mejor bendición...
Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
Ao'nung empezó a plantearse unas cuantas semanas después de llegados los sully, que probablemente... había algo que estaba mal con él.
Desde el día exacto que llego el trío de morenos a su Universidad, se había convertido en un auténtico infierno de mierda. Pero no exactamente para él.
Oh no, por supuesto que no
El infierno era entregado a cierto morenito de ojos avellana, al que se dio cuenta que no podía dejar de molestar (llamarle la atención) o insultar. Volviéndose su día a día el provocarle algún enojo o malestar.
Se las arreglaba de alguna forma para toparse con el moreno en más de una ocasión, todos los días. Puesto que estaban cursando la mayoría de materias juntos por mera casualidad de la vida.
Durante la primera semana, no se esperaba el verse a sí mismo molestando a alguien más, claramente, hasta que llegó el arquerito, del cual ni el nombre sabía (ni le importaba) en realidad. Le bastaba con llamarlo Sully o cara de muñeca, nada más.
Empezo por guiarse de su amenaza realizada el primer día en que este entró a clases, poniéndole su pie en el camino una que otra vez de forma disimulada para hacerlo caer (haciéndose el inocente después) y regosandose de esa miradita cargada de furia contenida que le tiraba siempre después.
Era una pequeña fierecilla el muchacho, pero no dejaba eso salir.
Ao'nung quería verlo enojarse, deseaba disfrutar el verle estallar y enfurecer.
Porque sentía que, si lograba que ojitos bonitos soltara toda su rabia, podría presenciar algo espectacular y que ansiaba.
Venganza
Él se pensaba que eso era lo que deseaba, queriendo que el otro entendiera sus niveles de enojo y lo que le hizo pasar desde el primer momento en que se topo con él en la Universidad.
Las cosas se fueron intensificando a una semana después, sin bastarlecon verlo de rodillas en el piso tras cada caída, Y teniendo una sobrecarga de frustraciones al tener que lidiar con la novatada de natación como capitán.
Le daba algunos empujones "accidentales", cuando se lo encontraba por los pasillos de clases o camino a los clubes. O de vez en cuando en la cafetería, provocando que dejara caer sus comidas y dejando risas a su alrededor.
Nadie se daba cuenta de sus acciones hacia el moreno, siendo que trataban de no mirarlo cuando pasaba o se ponían a hablar entre hurtadillas de él, comentando en algún momento por ahí que el chico era demasiado torpe, y no sabía hacer otra cosa que terminar en el suelo.
