Capítulo 46: Mentiras que matan

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-Conocí a Keisha, éramos amigos, que como bien sabes tuvo una relación con Daniel -dijo John con una mirada tan sincera como el blus de su voz-. Estábamos en el mismo curso cuando entramos a primero de secundaria. Era tan feliz, llena de vida, como una musa de los libres campos en temporada de otoño, era perfecta. -Se tomó un segundo para aclarar un poco más su voz-. Siempre parecía llena de incertidumbres, eso la hacía a la vez más especial. Sus ojos guardaban un misterio que te hacía querer conocer su mundo, incomprensible pero no aterraba. Ahora que lo pienso -sonrió en la tristeza-. Tenía un cierto parecido físico con Angela.



-Creo que la comparación está de más -renegó Deborah-. Preferiría que seas más breve.



-Cuando Daniel y Keisha empezaron a salir, él parecía muy contento, siempre pareció completo, yo estaba feliz por ellos -agregó-. Todo iba tan secuencial y hermoso, hasta que Daniel empezó a sospechar una infidelidad por parte de Keisha, que no resultó ser verdad, solo sospechas.



-¿Con quién? -Se adelantó Deborah a preguntar.



-Nunca se supo.



Deborah se burló de tal respuesta. Para ella no tenía sentido que John asegurara una posible traición de la cuál no se conocía al tercer involucrado.



-Eso es absurdo -refirió con decepción-. ¿Sabes qué es lo que creo?



-¿Qué, Deborah? -preguntó él igual, sin fuerzas de continuar defendiendo su postura de inocente.



-Que planeas algo e intentas marearme con puras patrañas -respondió Deborah con una sonrisa burlesca-. Te crees muy inteligente, capaz de continuar engañándome como una niña tonta, pero eso se acabó, mi cielo. Tu juego se acabó -sonaba tan dura y rota a la vez. Se cohesionaba en un frívolo estado de ánimo, muy desequilibrado, muy capaz de muchas cosas. Ardía en el dolor de la traición.



Se levantó del suelo, tomando su cuchillo con imponente firmeza entre su fina mano, segura, convencida de utilizarlo costara lo que le costara. Le resultó fácil reconocer que su amando novio era alguien tan siniestro y de lo más ruin.



-Quiero atravesar tu corazón -escupió Deborah repulsiva y nauseabundo de tristeza-, pero no puedo, aunque lo desee tanto en estos momentos, simplemente no puedo hacerlo.



-Pero yo sí...



Angela hizo presencia. Se había escabullido con la meticulosidad de sus pasos para entrar a la casa. Temía porque una situación como la que estaba viendo sucediera, y una peor en la que Deborah fuera la herida, la sufría psicológicamente. Abrazó a Deborah con fervor, de manera sutil quitó el cuchillo de sus manos. Ahí estaba en su semblante, esa mirada inescrupulosa tan vengativa como los instinto del Misterioso, y tan encantadora aterrorizante como su bello rostro. John debió empezar a temer por su vida. Él junto a Daniel, no eran los únicos que empezaron a saciar la sangre como parte del método efectivo de la sin ortodoxia justicia. Ya no eran los únicos desequilibrados para crear un singular y distinguido régimen.



-Están condenando a un inocente con pruebas poco rentables -indujo John a su defensa con lágrimas de suplicios.



-Deberías empezar a declarar palabras con más peso para elucidar tu sentencia. -Le advirtió Angela.



-¿Sentencia, Angela? ¿Te estás escuchando a caso? -los labios en John se regían mera firmeza-. ¿Desde cuándo se creen capaces de sentenciar a muerte a un ser humano? -Sus ojos se mostraban decepcionados.



-¿Qué tan seguro te sientes de creerte un ser humano, John? -Angela cuestionó-. Por culpa de Daniel, Chris está en una cama de hospital conectado a un máquina para mantenerse con vida. -Eso llegó en lo más profundo de John, le pesaba lo ocurrido-. Nadie sabe si despertará, y en mi pecho se haya con un enorme vacío -caminó hacia John tan perdida en el dolor de sus palabras-. Enamorar a Deborah y a Chris, ¿por que? ¿para qué? -sonrió-. ¿No les bastó con ya hacer de sus vida una mierda?

LO MEJOR ES CALLAR: Deseo de Justicia [REEDITANDO]Where stories live. Discover now