Capítulo 11 - Cambios

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Desde hacía un rato llevaba notando el sol en la cara, sabía que ya había amanecido. Sin embargo, preferí seguir con los ojos cerrados mientras abrazaba fuertemente la almohada. Me giré sobre mí misma para darle la espalda a la ventana y seguí acurrucada en el colchón. Además, hoy estaba especialmente feliz porque esta noche había descansado lo que no había descansado nunca. No me había despertado ni una sola vez.

Me permití vaguear un poco más antes de realizar el gran sacrificio que suponía salir de debajo de las mantas. Bostecé y crují mi espalda para después frotarme los ojos y poder ver con un poco de más claridad. Estaba algo desorientada —a la par de hambrienta— cuando me puse de pie, y casi me caigo de nuevo a la cama en cuanto alcancé el móvil para ver la hora.

¿En qué momento se había hecho medio día?

No me despertaba a esta hora desde... creo que nunca me había despertado a esta hora.

Salí de la habitación y el sonido de la televisión me indicó que, al menos, había otra persona despierta en la casa. Fui rápidamente al baño a lavarme la cara y los dientes y, al entrar al salón, la cabeza de Zack se giró desde el sofá para mirarme en cuanto escuchó mis pasos. Estaba él solo.

—¡Estaba empezando a pensar que te habían secuestrado! —exclamó.

—Buenos días —saludé, abrazándolo por detrás desde el respaldo del sofá.

Zack me miró de reojo, convencido de que se me había ido la cabeza. Yo simplemente estaba de muy buen humor.

—Nunca me has abrazado por voluntad propia desde que nos conocemos —reflexionó sin salir de su asombro.

—¿No? —apreté el abrazo un poco más— Ahí tienes.

—Rach, me estoy empezando a preocupar.

—¿Recuerdas nuestra conversación de ayer?

—¿Cuál de todas?

—Esa en la que te dije que hoy te diría si estuvo bien o no.

—Sí.

—Pues ha ido genial.

Me miró de reojo alzando una ceja. Sonrió abiertamente y acarició mis brazos como manera de devolverme el abrazo de la forma que podía.

—Con razón estás de buen humor —encajó las piezas—. No dejes escapar a esa persona, ¿me oyes? Me gusta esta Rach, no me agrede.

—Ya veremos —rodé los ojos.

No la dejo ni loca, pero tenía una imagen que mantener.

Antes de separarme para ir a por mi desayuno le di un beso en la mejilla, dejando a Zack aún más desconcertado y descolocado. Me preparé unos cereales con leche rápidos porque no faltaba mucho para que fuese la hora de comer. Me senté en el otro sofá para brindarle a Zack un poco de mi maravillosa compañía, aunque casi me mata cuando al sentarme por poco se me cae un poco de leche a uno de los cojines. Finalmente, nadie salió herido y estuvimos viendo tranquilamente un programa absurdo que estaban retransmitiendo.

Ally salió de su habitación no mucho después, completamente vestida. Estuvo a punto de ignorarnos y salir del apartamento, pero en cuanto reparó en mi presencia, se sentó a mi lado. A una distancia extremadamente cercana. Me llevé una cucharada de cereales a la boca mientras la miraba intrigante.

—Qué —murmuré mientras masticaba.

—¿Noche ajetreada? —respondió burlona.

—Pues sí, escuchar los dramas amorosos de tu mejor amiga puede ser agotador.

InmarescibleWhere stories live. Discover now