Capítulo 2 - Malas suposiciones

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Lo sé, llegaba tarde a clase. Muy tarde, de hecho.

Ayer, como suponía que iba a pasar, me costó dormir a pesar de haberme tomado la pastilla. Después de que Ellie se fuese seguía sin tener sueño, así que terminé sucumbiendo a ver algún que otro capítulo de la serie. Sin embargo, contra todo pronóstico, finalmente conseguí dormir la módica cantidad de tres horas. Seguidas.

¿Yo durmiendo tanto tiempo del tirón? Era algo que no pasaba desde hace años.

Por eso estaba de mejor humor de lo habitual. Bueno, también puede que haya influido un poco el hecho de que Ellie me haya dejado llevarle a clase en coche. Aunque principalmente me había ofrecido a hacerlo porque era su primer día y, a lo mejor, podía liarse y perderse en el metro. Soy buena compañera, ¿eh?

En cuanto me ofrecí a llevarla sabía que me iba a retrasar, pero un atasco provocado por una obra en una calle estaba haciendo que perdiera más tiempo de lo que había planeado en un principio. Agarré el volante con más fuerza de lo normal, resoplando. Esta fila de coches no avanzaba. Y la gente pitando sin parar tampoco ayudaba mucho.

Cuando tuve oportunidad, me desvié por una calle secundaria que, aunque hacía algo de rodeo, tenía la impresión de que llegaría antes a clase. Y así fue. Saltándome un poco los límites de velocidad y un par de señales de stop, conseguí aparcar el coche antes de que transcurriera la primera media hora.

Saqué mi bolso y corrí por los pasillos con esperanza de no haber llegado extremadamente tarde.

—Llega tarde, señorita Scott —dijo el profesor Higgins cuando me dio permiso para abrir la puerta.

—Lo sé, lo siento.

—Que no se repita.

Asentí caminando hacia el primer sitio libre que vi. En verdad, si todo salía bien y cierta señorita no me ponía muchas pegas, hoy no sería el único día que llegaría tarde.

Tomé asiento al lado de Chiara.

—No se lo tomes en serio —comenzó—. Está cabreado porque sólo una persona le ha entregado el ensayo sobre los orígenes del cine que mandó ayer.

—¿Era para hoy?

Asintió. Vi ayer el mensaje que envió encargando el trabajo, pero no creí que fuera a mandarlo para el día siguiente, por eso no me preocupé ni en ver de qué iba.

—Será mejor que no sepa que tú tampoco lo has traído.

No volvimos a cruzar palabra en lo que quedaba de clase. Durante el resto de la hora, estuve apuntando sin ningún orden todas las fechas que iban apareciendo en las distintas diapositivas, hasta que me cansé y decidí que era mucho más divertido garabatear el folio con varias líneas sin sentido.

Una vez transcurridas todas las clases de la mañana, tuvimos una reunión en el auditorio porque se iban a repartir los personajes de la obra. Esta tarde no teníamos ensayo al ser la fiesta de bienvenida, por lo que había que dejarlo hecho esta mañana.

Peter y Lara estaban sobre el escenario, presentando un poco la obra que íbamos a hacer —a pesar de que cualquier persona la conoce perfectamente—. Sin demorarse más de lo necesario, fueron nombrando a cada personaje y a la persona que le tocaría interpretarlo. Una sonrisa se formó en mi cara cuando escuché el nombre de la protagonista seguido del mío.

Tras soltar su discurso de siempre sobre el escaso tiempo que teníamos para prepararlo todo, dejaron que nos marchásemos dando por concluida la mañana lectiva de hoy.

Iba caminando por el pasillo en dirección a la salida rebuscando en el interior de mi bolso ya que no era capaz de encontrar mi teléfono entre las tantas cosas que había dentro. Sin embargo, antes de que pudiera ser consciente una mano rodeó mi brazo y me introdujo dentro de un lugar que resultó ser el cuarto de baño masculino.

InmarescibleWhere stories live. Discover now