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—La Slytherin grande y mala ya no es tan grande y mala, ¿verdad?—Ron se burló, inclinándose para decírtelo directamente a la cara.
—Vete a la mierda— escupiste, luchando contra el agarre que Harry tenía sobre ti mientras te subía la falda.
Harry te inclinó precariamente sobre la mesa y te inmovilizó, sujetando ambas muñecas con una mano fuerte para dejarte completamente indefenso. Los odiaste tanto a los dos, lo has hecho durante tantos años, pero te odiaste a ti mismo aún más por quererlos. Pero parece que te querían de vuelta si las tiendas de campaña en sus pantalones eran algo por lo que pasar.
—Oh, ¿escuchaste eso Harry? Prácticamente está rogando por eso. ¿No eres solo una pequeña zorra?— Ron continuó en su tormento, haciéndote sentir dividido entre la ira y la excitación. Podrías drogarte con la sensación.
—No soy una puta— murmuraste, la pelea te abandonó cuando la lujuria se hizo cargo.
—Es gracioso porque puedo ver lo mojada que estás. Quieres que folle tu pequeño coño. Solo admítelo —bromeó Harry, bajando su mano libre para trazar tu raja a través de tus bragas empapadas.
—Vete a la mierda— intentaste en un último intento, tus piernas pateando inútilmente a la nada mientras te retorcías en el escritorio.
Ron acortó tu pelea, agarrando tu cabello con fuerza y arrastrando tu cabeza para que tu mirada se encontrara con la suya.
—Habla en serio. O lo admites o nos alejamos. Claramente te queremos, así que no te avergüences— dijo con seriedad, haciendo que la realidad te golpeara en la cara. Estabas inclinado sobre un escritorio, dolorido y mojado, entre tus enemigos jurados. No deberías querer esto. Deberías hacer que se vayan. Pero era demasiado bueno para dejarlo pasar.
—Joder, por favor— admitiste, todo tu cuerpo se relajó con un suspiro de alivio.
Ron y Harry compartieron una sonrisa sobre tu cabeza y una conversación solo con sus ojos antes de que Harry no pierda tiempo en quitarte las bragas empapadas y empujar su impresionante longitud dentro de ti. Casi gritaste por la intrusión, dándole a Ron espacio para follar su polla en tu boca, obligándote a amordazar alrededor de su circunferencia.
Cuando Ron te dejó respirar, dijiste con los dientes apretados: —Nadie se entera de esto—
—Oh, linda—comenzó Ron con un suspiro burlón—si sigues dejándonos follar tus pequeños agujeros de zorra, este puede ser nuestro pequeño secreto. ¿Negociar?—
Tu coño se apretó alrededor de Harry ante la promesa de más, una risa viniendo detrás de ti una vez que lo sintió.
—Oh, es un trato— respondió Harry por ti, todavía follándote brutalmente sin perder el ritmo.
—Qué buena zorra— bromeó Ron, alimentándote con su polla una vez más.
No pudiste evitar gemir a su alrededor mientras te destruían por ambos lados, ya fantaseando sobre lo que les esperaba a ellos dos.
