Me miró y cambió su semblante por una sonrisa.

- Nada, es que me da vergüenza esto que pasó.

- No tienes por qué avergonzarte, son hombres, se pelean todo el tiempo.

- Pero esta no fue una pelea por algo sin sentido.

Dijo en voz baja, pero cuando fui a preguntar la puerta se abrió de nuevo y Daniel entró.

- Ya la gente se fue, también es tarde, así que ya era hora. – el miró a Isabella – Él se fue hace rato, dijo que no quería ver a nadie, ni siquiera a ti.

- Es lo mejor – dijo ella con pesar, algo estaba pasando, y yo me iba a enterar de eso.

- Voy a ponerle una almohada para que duerma mejor, Daniel ¿te quedas a cuidarlo?

- Por supuesto.

Le puse una almohada debajo de la cabeza y le di un beso en los labios antes de tomar a Isabella de las manos y llevármela a la cocina. Al llegar ella se sentó en uno de los bancos de la isla y yo fui por unas cuantas galletas de las que había hecho y un poco de leche.

- Anda, come, te hará bien – ella asintió y comió una, pero sin animo – Isa, quiero que me cuentes que pasó, y quiero que seas completamente sincera.

Lo pensó un poco, pero luego asintió y me miró.

- Derek está muy raro, ahora se la pasa con unos tipos que no me gustan, después del día de mi cumpleaños se ha puesto muy extraño, ya no lo reconozco, cuando llegó era todo amoroso y ahora ya ni quiere hablar conmigo, lo que me resulta más extraño es que su cambio fue de unos días en adelante. Me preocupa Vale.

Se le notaba muy afectada, al punto de casi ponerse a llorar, desde lo que paso con Erick no la había visto así.

- Tranquila, Isa, debe de estar pasando por algo que no quiere decir, no te preocupes por eso – la tomé de la mano y ella solo asintió mientras gruesas lagrimas caían por sus ojos - ¿No te dijo el por qué Sebastián y él se habían peleado?

- No, dijo que no me metiera en lo que no me importaba y entonces entró a la casa – ella negó de nuevo – No sé qué le pasa Vale, el jamás me había tratado así – y entonces se quebró y comenzó a llorar de verdad, lloro hasta que se cansó. Ahora si estaba preocupada.

Se quedó dormida en mi hombro mientras lloraba, Daniel apareció al rato.

- Llevé a Sebastián a su habitación, preguntó por ti y le dije que estabas aquí, te está esperando – asentí, él tomó a Isabella en sus brazos y la cargo.

- ¿Tu tampoco sabes lo que paso?

- No, esto está muy extraño Vale, ese chico no es así, los pocos días que la pase con él se comportó muy bien conmigo, pero después de un tiempo cambio de repente y ahora es lo que viste – miró a su novia – Isabella está muy preocupada, y yo lo estoy por ella.

- Esperemos a ver qué pasa, cuando las aguas se calmen hablaré bien con ella a ver a que podemos llegar.

- Está bien.

Llegué a la puerta de Sebastián y me despedí de Daniel con un beso en la mejilla.

- Descansa. – dije con una leve sonrisa – Cuida bien de mi niña.

- Tranquila, tú también descansa.

Y dicho esto él se fue a su habitación y yo entré a la que sería la mía por hoy, junto con Sebastián.

Al entrar él estaba con su celular acostado en la cama, al percatarse de mi presencia sonrió y se sentó quedando recostado del espaldar.

- Hola.

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