Rio y siguió comiendo.

—Todo está muy bueno —su mirada se fue hacia el regalo, no se había percatado de eso —¿Qué es esto?

—No preguntes y ábrelo.

Lo miró con curiosidad y lo abrió, sus ojos se pusieron de par en par y lo sacó de la pequeña bolsita donde estaba metido, era un llavero donde había una pequeña foto de nosotros cuando teníamos cinco años, sentados en una banqueta y detrás había un enorme piano.

—¿De dónde sacaste esta foto? —preguntó aun asombrado, no dejaba de mirarla.

—Tengo mis contactos, y por contacto, me refiero a mamá, ella la encontró y yo fui quien pensó en el llavero.

Una sonrisa se postró en sus labios y luego me miró, sus ojos brillaban de alegría.

—Me encanta Sebas, está hermoso, lo amo hermano —volvió a abrasarme y luego se separó para mirarlo de nuevo.

—Me alegra mucho que te guste —dije sonriendo, verlo feliz me llenaba de más felicidad.

—No has vuelto a tocar, ni a cantar desde... lo que pasó —dijo de repente, no me imaginaba que diría eso, y mi sonrisa decayó un poco.

—Lo sé, es que, cuando lo hago, ese recuerdo viene a mi mente y no quiero recordarlo, ya bastante me persigue día tras día —dije con un dolor en el pecho que apareció con el simple hecho de volver a recordar esa época.

—Lo hacías muy bien, aún recuerdo la felicidad en tus ojos cuando tocabas mientras le cantabas ha A...

—No quiero hablar de eso Daniel, por favor, no recordemos el pasado, sobre todo esos momentos —dije tajante y noté como Daniel entendió que no debía seguir hablando.

—Sí, lo sé, perdón, es que, de verdad extraño escucharte tocar —siguió comiendo —.Me gustaría que lo volvieras a hacer, al menos una vez.

—Tal vez lo haga, pero no sé cuándo —dije para cerrar el tema de una vez —¿Isabella vendrá hoy?

Sabía que si le nombraba al amor de su vida cambiaría el tema al instante, y eso hizo.

—Tiene que venir, también vendrá su hermano —dijo distraído y cuando se dio cuenta volteo a mirarme de repente con los ojos muy abiertos —Mierda.

—¿Por qué carajos invitaste a ese tipo Daniel? —ese estúpido le tenía ganas a mi chica, se la estaba poniendo en bandeja de plata.

—Isabella me lo pidió, no le podía decir que no, además, es mi cuñado, tengo que invitarlo —dijo nervioso.

—Dios, ahora voy a tener que estar detrás de Valentina todo el tiempo posible —no me molestaba, pero quería estar con ella sin tener que ser un escolta cuidando que no la fueran a seducir.

—No te preocupes, ella va estar contigo, si ya andan bien, y me alegra que ya no la estés tratando como antes. Puedes estar seguro que no se va a separar de ti, no te preocupes —dijo terminando de tomarse el café y levantándose de la cama —Voy a hacer unas cosas y a comprar también con Isabella, ¿quieres venir?

—No, yo también haré algo —el asintió y juntos bajamos y fuimos directo a nuestros autos —Entonces, a las ocho ¿verdad?

—Sí, Isabella traerá a Valentina ¿no tienes problema con eso?

- Para nada, es mejor que pase tiempo con ella – el asintió y subió a su coche, vi cómo se alejaba y después subí al mío.

Fui a comprar unas bebidas, comida, vasos, caramelos, y, por último, el pastel, con eso le cantaríamos cumpleaños a Daniel, pero solo los más importantes, sin el hermano de Isabella, obviamente.

Lo que encontré en tiWhere stories live. Discover now