Capítulo 20.

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NAYRA

Una mano dura y fría choca con mi mejilla haciéndome caer al suelo...

La misma mano me toma de la muñeca y hace que me levante...

Varios pedazos de un florero vuelan en el aire...

El sonido de dos disparos...

Mamá

Me despierto de un salto. Una capa de sudor recorre mi cuerpo. Mis mejillas están mojadas por mis lágrimas y me falta el aire.

No puedo respirar.

Me levanto de la cama y trato de inhalar y exhalar como Susan me indicó muchas veces, pero no funciona.

Los recuerdos se intensifican, otra vez estoy en esa noche, el miedo me invade y caigo al suelo.

Cuando sientas que estás a punto de tener un ataque de pánico enfócate en un color, busca objetos de ese color y comienza a contarlos hasta que te tranquilices

Recuerdo las palabras de Susan en mi segunda semana de terapia, ya me había dado más opciones para evitarlos y ninguna había funcionado.

Miro a mi alrededor, tratando de encontrar un color, pero mi vista está nublada, no puedo.

—¿Mamá que sucede?

No quiero recordar, no quiero recordar.

Llevo mis manos a mi cabeza y niego repetidas veces tratando de eliminar los recuerdos.

¡Nayra regresa a tu habitación!

A los lejos logro diferenciar un sonido, trato de concentrarme en el hasta que me doy cuenta de que es mi móvil. Sigo el sonido hasta la mesita de noche, lo tomo y contesto sin ver el nombre de la persona que llama.

—Araceli —la voz de Ian invade mis oídos.

—Ian —hablo con dificultad.

—¿Araceli? —su tono se vuelve preocupado—. ¿Qué sucede?

—Ian no puedo no puedo respirar.

—Intenta concentrarte en mi voz —pide— estoy contigo ¿vale? Vamos a salir de esto juntos, como lo hemos hecho antes.

—No puedo —mis lagrimas aumentan.

—¿Recuerdas el concierto de Coldplay?

Asiento, aunque no me esté viendo.

—Recuerda lo bien que la pasamos —sigue— recuerda lo bien que te sentías en ese momento.

Cierro mis ojos y trato de que mi mente vaya a ese día.

—Chris te tomó la mano y tú le has dicho que nunca te la ibas a lavar haciendo que él riera y dejara de cantar por un momento.

Lo recuerdo.

—Tú me miraste y me dijiste hice que dejara de cantar, no sé si es bueno o malo, pero me emociona —ríe y eso también me hace reír levemente— cantaste cada una de las canciones a todo pulmón con tu inglés perfecto.

—No pude hablar durante tres días porque quedé afónica y en ese tiempo tú trataste de imitar mi voz y hablar por mí.

—Admite que lo hice bien.

—Claro que no, no se parecía ni un poco.

Mi sonrisa no se borra y estoy segura de que él está igual.

—Tienes razón, pero he estado practicando y ahora me sale mucho mejor, ¿quieres escuchar?

—Sorpréndeme.

Indeleble Parte I y II ~ [TERMINADA]Where stories live. Discover now