Capítulo 29

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Maya

No me dio tiempo de reaccionar cuando me cargo como una niña pequeña. Rodee mis piernas en su cadera para poderme sujetar cuando pase mis brazos alrededor de su cuello, cuando él me agarraba de mis piernas para que no se cayeran.

-¿Si nos ve alguien? - le digo en un susurro.

-No hagamos mucho ruido- me dice.

Pasamos rápidos la sala y por suerte de nosotros no había nadie. Subió despacio las escaleras, pensé que lo contaría ya que me tiene en brazos pero no lo sentí así, pareciera que soy una pluma.

No pude resistirme en besarlo y empezar a hacer caminos húmedos en su cuello, el me aprieta fuertemente.

-Sino paras no llegaremos a la habitación.

Yo sonrió.

Nos apuramos a entrar a una habitación, la cerro rápidamente, para después poner el seguro. Me volteo haciendo que mi espalda quedara en la puerta y me empezó a comer de besos. No recuerdo ls última vez que nos besamos, pero sus labios son adictivos y dulces.

-Nos sabes las ganas que tenia de volver a probar tus labios, desde aquel día que estabas borracha.

Ah, con razón no lo recordaba. Pero ahora ya, que vergüenza.

-Te veías bien tierna y calenturienta- me sonríe.

Yo escondo mi cabeza en su cuello por la vergüenza.

-No te avergüences, fue las mejores noches de mi vida.

Me acerco nuevamente para besarlo. Me agarra de mis muslos para separarse de la pared y caer conmigo en la cama que hay en la habitación. El se me queda viendo unos instantes y acariciar mi cabello suavemente, el cual me gusta.

-¿Por qué me miras tanto?- le digo.

-Omdat je mooi bent
(Porque estás hermosa)

-Me encanta cuando hablas en holandés. Dime otra cosa.

-¿Cómo que?

-Lo que sea.

El se lo piensa unos segundos en que decir hasta que habla.

-je bent van mij
(eres mía)

No se lo que me ha dicho pero debo admitir que se escucho muy sexy.

-¿Que dijiste?- le pregunto intrigada.

Pero no me dice nada me empieza a dar varios besos en la cara, haciéndome reír y queriéndolo alejar pero solo consigo que me agarre fuertemente.

Entonces me empieza a besar el cuello y me prendo en un instante, para después quitarme mi camisón y tirarlo. Dejándome en sostén delante el.

-Esto es nuevo- me dice.

Se me olvidó que me había puesto la lencería que Catalina me había comprado ya que era la única que había traído. Entonces no puedo con la vergüenza de que me esta viendo en estas condiciones e intento taparme pero Max no me deja.

-Que no te de vergüenza la verdad te ves muy sexy- me dice.

-¿Eso piensas?

-No lo pienso, es la verdad y veo que también tienes...- empieza a poner mi short un poco abajo dejando ver mi calzón rojo que combina con mi brasier.

El sonríe ampliamente y me mira.

-¿Te lo pusiste para mi?

-Ja! Ya quisieras, Catalina me los compro.

El rey de Zandvoort Where stories live. Discover now