Capítulo 20

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Maya

Me levanto con un dolor fuerte de cabeza, que siento que se me va a reventar en cualquier momento. Me remuevo incómoda en el lugar donde estoy para darme cuenta que no estoy en mi casa ni en mi cuarto.

Entonces veo a mi alrededor y puedo observar todo negro muy minimalista.

Un momento he estado aquí antes.

Entonces algo se remueve en mi estomago, cuando nuevamente veo la litera con un montón de cascos de carreras y trofeos.

Mierda.

Entonces todo llega a mi memoria en un segundo. Estaba en el antro con Catalina, tomamos unas copas y se que ya estaba un poco mareada. Luego estaba este chico apuesto coqueteándome e intentándome  sacarme a bailar, lo cual negué un par de veces y estaba apuesto de golpearle la cara cuando apareció Max.

Jamás en mi vida había visto a Max enojada, con una persona. Estaba borracha, pero no ciega, luego empezaron a hablar no sé qué idioma. Después recuerdo que me obligo a irme con él dejando a Catalina y subimos al coche. Luego llegamos platicamos y luego yo....

Entones todo los recuerdos llegan a mi como si me hubieran arrojado un cubeta de agua.

Mierda, bese a Max. Bese a Max, ¡en los jodidos labios! Dios.

Luego recuerdo estar en su cama y estábamos a punto de hacerlo cuando él me detuvo. ¿Por que?

Ay que carajos me importa. Que bueno que lo hizo, sino me iba arrepentir el resto de mi vida. Ahora tengo que actuar como que nada paso o como que no me acuerdo, al fin y al cabo estaba muy ebria para recordarlo, así pondremos final a este error que cometimos.

Veo que sigo completamente vestida, lo cual es una buena señal. Así que decido levantarme de la cama y entrar al baño para lavarme la cara. Luego tomo todas mis cosas y salgo de la habitación.

Al salir puedo encontrar todo el lugar en silencio sin ninguna señal de Max, inspecciono a más a detalle ya que la última vez que estuve aquí estaba lleno de gente y no se apreciaba tanto, sin mencionar que estaba hecho todo un desastre, pero ahora se ma hace un lugar completamente diferente y con una vista hermosa que da a la bahía de Mónaco.

Luego de unos segundo escucho la cerradura de la casa. Volteo rápidamente para encontrarme con Max y una bolsa de plástico en la mano. Nos miramos, el me sonríe y yo le devuelvo una sonrisa tímida.

-Buenos días-me dice dejando las bolsas en la isla de la cocina.

-Bueno días- digo casi en un susurro.

-¿Dormiste bien?

Yo asiento con la cabeza y me muerdo el labio.

Dios, que vergüenza.

No voy a hablar de lo que ocurrió. Haré como que no me acorde o no lo recuerdo. Así me escaparé de esto. Si, es lo mejor.

-¿Qué trajiste de comer?- le digo cuando veo cómo saca los platos.

-hotcakes para ti y una ensalada para mi- me dice entregándome el plato. Yo lo miro raro.

-¿Qué? Tengo una dieta muy balanceada- se justifica.

Yo solo le sonríe y levanto mis manos para que entienda que no lo juzgo.

Me pone cubiertos, los platos y los vasos para que empecemos a desayunar. Cuando veo los hotcakes mi estomago ruge, se ven deliciosos. Así que sin espérame ningún segundo parto un pedazo y me lo como. Esta buenísimo.

El rey de Zandvoort Where stories live. Discover now