Capítulo 18: Sexto secreto

1.4K 188 41
                                    

Katsuki

El camino a casa es más pesado que de costumbre. Puedo sentir el cansancio en mi cuerpo, y el dolor en mis muñecas. Las heridas de mi rostro no se quedan atrás.

Pero más que eso, estoy cansado de este corazón. El dolor que pueda llegar a sentir físicamente, no se podrá comprar con el de mi alma.

«Por una vez, podrías pensar en alguien que no seas tú».

Fui capaz de notar la ira, la decepción y la amargura en esas palabras.

Y, demonios, como duele.

Ya lo sé. Siempre he sido un egoísta y aunque intenté cambiarlo, no pude. Ya está. Solo debo seguir siendo el mismo hijo de puta, después de todo, ¿Por que me interesaría seguir cambiando?

Izuku ya no está conmigo. No tengo que ser mejor persona si él no quiere ver este cambio. Es simplemente estúpido. Solo por él lograba ser un poco menos jodido.

Yo realmente quería que él fuera feliz. Ya no quería seguir atormentadolo.

Tomó una decisión que claramente me duele, pero se escapa de mis capacidades.

No puedo interferir si él se niega a amarme. Tampoco puedo reclamar, en algún momento esto iba a ocurrir.

Engañarte fingiendo que no te importa tanto como realmente lo hace... Es una buena estrategia...

Para los débiles.

Tal vez si, soy débil.

Izuku me hace débil.

Mi amor por él me hace débil, pero no dudo que jamás me sentí más fuerte que teniéndolo en mis brazos, pudiendo sentir su corazón sincronizado al mío, comprendiendo la belleza de sus ojos, de su sonrisa, de su rostro, de esas malditas pecas que hice mi constelación personal.

Entre mis divagaciones, escucho la voz de mi madre. La vieja esa, quién trae un montón de bolsas en sus manos y pide ayuda a gritos a su hijo.

No paro de resoplar hasta llegar a ella, quien me sonríe y me da las bolsas más pesadas.

—Eres un amor, hijo mío.

—Hijo tuyo, tristemente.

El choque de su palma en mi nunca no tarda en llegar, y en vez de amargarme y gritar, sonrío, pues luego de eso, hay una caricia de una madre que entiende el dolor que está sintiendo su hijo.

Ella me sonríe amable, y caminamos juntos, en silencio.

Mamá sabe que ha pasado entre Izuku y yo.

Lo sabe todo, pues yo mismo se lo conté el día en el que se acabó, ya que no tuve más opción. No me apoya, pero tampoco me juzga. Me ha dicho todo lo que piensa de mi, y lo que piensa de Izuku.

Y tanto para mí como para ella, esta es la mejor situación.

Tenemos en cuenta que Izuku no debió pasar por algo así, que yo no debí hacer pasar a Izuku por tanto daño, y ya no importa que quiera yo, Izuku necesita alejarse de mi.

Las mentiras de Izuku (Katsudeku) Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz