Capitulo VII

4 0 0
                                    

Me alejo para recuperarme. Creo que, el practicar ciclismo ha hecho de sus piernas una máquina de guerra. Debo controlarme, ir con más cuidado. Me siento en el suelo recostado contra la pared para reponerme. Me observa con su mirada fruncida intentando verse agresivo.

Voy a la alacena de nuevo, busco entre todas las hiervas que tiene Ámbar y vuelvo con más pastora y cannabis, me mira con sigilo -¿Qué haces? ¿Qué pretendes hacer?- Ignoro sus palabras mientras lo miro fijamente con algo de malicia. Quemo las hojas y me siento paciente a esperar a que hagan efecto.
Al principio no para de decirme insultos y gritarme entre toces, luego el humo va haciendo efecto y se empieza a calmar aún más, aunque ahora dice algunos disparates, se ve algo chistoso y dibujo una sonrisa en mis labios.

- ¿Qué te parece chistoso? Yo también me puedo reír de ti si quiero. Tus cejas parecen una sola y es mirada ¿Quién te crees? ¿Henry Cavill?- suelta unas carcajadas falsas, que luego se tornan reales y después, no puede parar de reír. Creo que quemé demasiadas hojas, pues yo también empiezo a reír.

Ambos estamos bajo el efecto de las plantas, él mucho más tranquilo que antes. Espero que Ámbar no llegue y nos encuentre en estas. Me acerco rápidamente, parece que ahora tiene claro que no pretendo hacerle daño, pues me mira de otra manera. Mientras sigue distraído, libero una de sus muñecas y le ofrezco un vaso de agua. Lo toma y bebe, estaba sediento, libero su otra mano y continúa bebiendo mientras algo de agua se filtra por su boca hasta recorrer su cuello, finalizando en su pecho. De repente cae en cuenta que se encuentra fuera de ataduras, me mira y suelta otra carcajada. Le causa mucha gracia el hecho de no ser consciente de todo lo que pasa a su alrededor. Con una toalla seco el camino de agua, comenzando por su mentón y terminar en su uniforme semiabierto en el pecho, esto hace elevar la tensión y que sus mejillas se sonrojen.

-Ya eres libre, puedes irte cuando quieras; aunque es mejor esperar a que te sientas mejor- estoy justo frente a él, agacha un poco la mirada. Retiro el vaso vacío de sus manos y lo pongo en la mesa, mientras que acaricio sus dedos con la otra mano - ¿Estás bien? - está nervioso de nuevo. Con una mano acaricio su brazo hasta subir a su mejilla, retiro unos mechones que caen a la altura de sus ojos, los pongo tras la oreja y me acerco a él. No pone resistencia, sus blancas mejillas ahora se tornan rosadas, me acerco hasta poder respirar su aliento de nuevo. Es algo cítrico, suave y... ¡Rayos! ¿Por qué me recuerda a mi abusador? Estamos demasiado cerca y su actitud ha cambiado, en gran parte por el cannabis. No debo aprovecharme de ello, estaría comportándome igual que... ni al caso.
Me alejo un poco para mirarlo a los ojos, él me corresponde queriendo adivinar mis pensamientos con su mirada:

-Mucho gusto, mi nombre es Paolo; perdón por no presentarme antes.- Finalizo extendiendo mi mano.

- Es cierto, no había caído en cuenta. Yo soy Felipe- responde junto con un apretón de manos y algo de desconfianza en el fondo.

Me retiro hacia el extremo de la cama - siento lo que ha pasado, no solo el accidente, sino el haberte traído acá y peor aún, esposarte. A veces actúo como no debería, es algo que estoy tratando de manejar.-

Él responde cambiando un poco su posición corporal, antes algo defensiva -gracias por quitarme las esposas y por el agua; pero no por drogarme-.

La vergüenza hace que baje mi mirada - siento eso también, si quieres, puedes irte y denunciarme, ya sabes dónde vivo.

-Me conformaría conque me llames un taxi y te quedes con mi bici, para que me la devuelvas luego de llevarla al taller.

Jamás imaginaría que tuviera un día como este y que conociera a alguien de esta manera. Nuestro encuentro finaliza con él marchándose en un taxi con placas 0666, algo siniestro para mí gusto; pero tiene mi número de celular y yo, me quedo esperando su llamada con una bici que debo arreglar. Ojalá y no me salga costosa esta jugarreta.

Amantes en la Oscuridad Where stories live. Discover now