Capítulo IV

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Estoy ardiendo y él también, su respirar calienta mi piel, está oliéndome, disfrutando mi deseo. Su aliento va esculcando cada uno de mis espacios y me llega un roce al pecho. Está húmeda y viscosa, es su lengua la que ha cruzado la barrera que tenía sobre mí. Va moviéndose sutilmente hasta llegar a mi aréola, la acaricia haciendo pequeños círculos alrededor de ella. Una bocanada de aliento cálido me recorre y luego, un gran y suave mordisco, al interior, disfruto como su lengua sigue jugando con mi oreola. Levanto mi mentón con un fuerte jadeo que ponen en evidencia el placer que siento. Saborea mi pecho para luego llevar su lengua hasta el cuello dejándome el rastro de su saliva exquisita sobre la piel. Otro jadeo se me escapa y levanto de nuevo mi barbilla, pone su mano en mis labios volteando mi rostro a un lado, dejándome el cuello a propenso y a su merced.

Se posa totalmente desnudo sobre mí, respiramos el mismo aire, nuestro sudor se convierte en uno, los cuerpos se funden con lujuria. Las intenciones más perversas salen a flote. Mete sus rodillas entre mis piernas, las separa y levanta. Está excitado, puedo disfrutar la dureza de su miembro que roza conmigo. Está lubricando mientras que sus marcados pechos ejercen presión sobre el mío. La respiración se acelera, me falta el aire. Mete su mano por mi derrier rodeándome la cintura y me acerca aún más con su tonificada anatomía. No puedo mover mis manos. Su lengua sigue jugueteando en mi cuello llegando hasta mi oído, allí se detiene hasta lograr que mis jadeos ya no puedan ser contenidos por su mano. También lo está disfrutando, lo sé porque no para de besarme, de tocarme, de olerme... realmente me desea.

Quita su mano de mi boca y me la pone en el cuello, hace un poco de fuerza hasta que levanta mi mentón que acaricia con su lengua y muerde suavemente; no paro de gemir. Besa mis labios, su lengua juega con la mía, su saliva, sus suspiros ahogados, todo es exquisito, insaciable. Finaliza su beso mordiendo mi labio inferior, su mano me aprieta las mejillas haciendo que mi cara tome una posición involuntaria de beso y vuelve a jugar con mis labios. Los lame, besa, muerde, los chupa hasta cansarse y mientras yo, solo puedo permanecer inmóvil, pero agonizando de placer.

Me hallo boca abajo, pero ya con mis manos atadas entre sí. No es incómodo, creo que es su fetiche... el nuestro ahora. El sudor de su pecho lubrica en mi espalda, siento su abdomen, pecho y aréolas rayar mi derrier. Mis glúteos son invadidos por su miembro que comienza a moverse erecto entre ellos rozándolos una y otra vez. Sus manos están subiendo y acarician mis piernas de cada lado, sube llegando a mis nalgas donde da una fuerte palmada. Avanza por mi cintura, por mi espalda y llega hasta el cuello. Con la punta de su juguetona y mojada lengua, palpa el borde de mi oreja, da círculos en ella hasta llegar al centro como si intentara entrar en él. Una corriente se siente en mi cuerpo haciendo erizar mi piel; sigo jadeando. Muerde mi lóbulo y no lo puedo resistir, un gemido ambienta el momento y trato de alejarme, es demasiado, pero no lo permite. Tira de mi cabello desde la nuca y voltea mi cabeza a un lado, sigo a su merced, puede hacer lo que quiera conmigo y es algo que me llena aún más de lujuria.
Sigue sobre mí, jugando, divirtiéndose, dominándome y estoy disfrutando cada segundo a su lado. Sus dientes atacan mi cuello, sus labios húmedos bajan por el canal que marca mi espalda; una beta de saliva deja un camino trazado hasta mi derrier. Sus besos van abriendo paso a su lengua entre mis nalgas, se me acaba el aire, jadeo de nuevo intentando respirar. Está justo en medio, separa mis nalgas con sus manos, su lengua me invade.

Estoy en posición genupectoral y él inmerge cada vez más su rostro en mí. La saliva hace que la sensación sea aún mejor. Mis uñas rasgan la cama pidiendo una tregua, pero él no está dispuesto a negociar y continúa, ni siquiera se detiene para tomar un respiro, solo sigue saboreando mi cuerpo. Trato de levantarme de la cama quedando de rodillas, entonces también lo hace justo detrás de mí, rodea mi cintura con su brazo y me tira hacia atrás de golpe quedando sentado sobre él y recostado en su pecho. Tira de mi cabello y mi cabeza ahora yace en su hombro, mirando al techo. Su lengua ataca mi cuello una vez más, su otra mano masturba mi erecto y lubricado pene. Ahora me empuja hacia adelante, caigo sobre la cama en la misma posición que antes. Está de nuevo sobre mí y pasa su brazo alrededor de mi cuello, con sus rodillas separa mis piernas, su miembro erecto empieza a puntear en el centro entre mis nalgas. Su jadeo susurra en mi oído. Su movimiento repetitivo envuelto con la saliva comienza a dilatarme más, y más, y más. Aunque ha hecho un gran trabajo, sabe que es bastante dotado y debe ir con cuidado.

Infringe un poco de presión aumentada en cada uno de sus sutiles punteos. Poco a poco va entrando en mi cuerpo. Un aullido de dolor se escucha. Genera fuerza en su brazo apretándome el cuello. Su lengua vuelve de nuevo al oído y muerde mi oreja al tiempo que entra en mí cuerpo totalmente, así me distrae del dolor mientras me hace suyo otra vez. Este momento es pleno: su piel, su sudor, su saliva y su miembro los puedo disfrutar desde adentro. Soy totalmente suyo, le pertenezco de nuevo, somos uno.

Mis labios emiten pequeños sonidos de dolor, pero envueltos de placer y lujuria que me hacen disfrutarlos. Sus testículos generan un sonido al golpear contra mis nalgas, es un vaivén de satisfacción acompañados de sus gemidos, es excitante escucharlos. Muerde fuerte su mandíbula para evitar hablar, aunque quiere hacerlo, está a punto de decirme algo. Entre pausas separadas por mis quejidos, le pido que me hable. -Dímelo, dime que soy tuyo, solo tuyo. Dímelo por favor. El golpe contra mis nalgas aumenta, es más fuerte y con ello, el volumen de mi placer. -Dime que lo estás disfrutando, dime con tus palabras lo que siente tu cuerpo. Ahora aumenta la velocidad. Gotas de sudor acarician y corren en su pecho, su cara, sus brazos que me aprisionan, lo sé porque siento las gotas caer sobre mí. - ¿Te gusta como entras y sales de mi cuerpo? - Mete sus dedos en mi boca y juega con mi lengua, yo solo los saboreo, succiono y disfruto.
Cada vez lo hace con más fuerza, deseo y pasión; está en el clímax. Hago un esfuerzo y trato de levantar mis nalgas. La fricción en sus dientes ahoga las palabras que quiere pronunciar. Aprieta mi cuello fuerte. Yo también estoy a punto de llegar. Él continúa aumentando el ritmo sin parar, se yergue y queda de rodillas poniendo las manos sobre mi cintura aumentando la fuerza del choque entre ambos, yo continúo con mi rostro sobre la cama agonizando con mis ojos casi blancos del placer. Él continúa sin detenerse; no parará hasta que yo termine primero. Me da una fuerte nalgada y tira de mi cintura con más fuerza, esto me dispara de placer y junto a un largo gemido, me empiezo a correr. Una corriente invade mi cuerpo, me quedo sin aire, mis piernas tiemblan. Al sentirlo, él también termina lanzando un gemido ahogado y agudo, en mi interior puedo sentir la tibies de sus fluidos recorriendo mi interior. Su jugo viscoso está dentro de mí y en ese instante, siento una presencia demoniaca tremenda, está en esta misma habitación y provino de... él.

Estoy petrificado, jamás había sentido una energía tan tremenda; no se trata de un ser cualquiera. No pudo provenir de él, lo he tenido muchas noches junto a mí y jamás había sentido un indicio de ser un demonio. Tiene que ser alguien más que me ha engañado esta vez, alguien lo debe estar suplantando, no pudo provenir de él. La fuerza que antes me prohibía actuar con libertad, parece que ha disminuido. Debo tomar oportunidad.

Él también se percata de lo sucedido y se aleja sin pensarlo, quito la venda de mis ojos de inmediato y escucho una voz - ¡Despierta! De golpe siento que mi ser es jalado hacia la cama como si callera desde un precipicio, al tiempo que logro divisar algo mientras sucede. Al abrir los ojos, me encuentro de nuevo en mí cuarto y Ámbar yace al pie de mi cama...

Amantes en la Oscuridad Where stories live. Discover now