Capitulo II

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Medito por un instante tratando de saber si realmente quiero luchar contra él o sólo es un juego de mi mente para poder sentirlo una vez más; cualquiera que sea la respuesta, será inevitable nuestro encuentro. He utilizado muchas hierbas, piedras, amuletos y rituales para evadirle; pero nada ha funcionado, esta vez no utilizaré nada más que mi voz y fuerza.

Me acuesto suavemente en mi cama, como una pluma al ser dejada atrás por el viento otoñal. Pensamientos fugases sobre quedarme atrapado o morir durante el trance, llegan a mi mente. Tal vez quiero prolongar esta agonía o quizás es el miedo que trata de advertirme, pero ya es tarde, mi cuerpo empieza a ceder. Sin darme cuenta voy cayendo al abismo profundo del cansancio y llego al estado REM. Es cómo estar perdido en la nada, sabiendo que estás vivo; pero sin distinguir si la vida que conoces es real. Mis músculos empiezan a paralizarse, el cuello ejerce mucha presión, la lengua y párpados se entumecen, no puedo ver ni siquiera hablar. Tienes conciencia, pero pierdes voluntad, sientes que gritas con todas tus fuerzas; pero nadie te escucha. El cuerpo te pesa toneladas y tus peores pesadillas, pueden hacerse realidad.

-“Existen demonios capaces de utilizar tu momento de dormir, para alimentarse de tu alma…” dijo una vez Amatista, llamados en latín succŭbus; pero este es diferente, su energía tiene una esencia humana y por eso creo que se trata de un alma pérdida; pero ¿Por qué tiene tanto poder?

Poco a poco mi mente entra en un trance. El silencio invade el espacio, ya no escucho el viento que llegaba desde la ventana, ni los sonidos de la ciudad que siempre lo acompañan desde lejos. He regresado donde siempre; lo sé por la atmósfera, ha cambiado totalmente. Me relajo sobre la cama atento al momento en que pueda llegar, de esta forma, los músculos dejan de doler. Aunque es difícil moverse, me había reusado tantas veces que logré aprender ciertos movimientos y solo se logra si estás tranquilo; el solo recordarlo, me hace sentir vergüenza conmigo mismo.
Las primeras veces despertaba adolorido y cansado por la resistencia que ponía. El sentirme ultrajado y no tener una sola evidencia de ello, era frustrante. Todos, en especial Ámbar y Erick, estaban traumados con la muerte de Amatista, solo habían transcurrido un par de días de ello y ahora yo, no era capaz de solucionar esto solo.

En este “sitio”, el tiempo transcurre sutilmente, pero en esta ocasión nada sucede. Podría decir que esta incertidumbre es como la de un sentenciado a muerte esperando convertir en inolvidable, su último suspiro. Sé que está cerca, puedo sentirlo; pero no me toca, no lo escucho, ni siquiera está tan cerca como para sentir la acostumbrada corriente de aire, pero sé que está ahí, en algún lado observando ¿Qué está planeando?
Permanezco firme como los árboles frente a la tormenta que se aferran a la tierra, aun cuando pueden ser arrancados de ella por la fuerza del viento. Estoy listo para enfrentarlo, sólo debo esperar el momento en que decida acercarse.

Pasan los minutos y es tal el silencio que, puedo escuchar los latidos de mi corazón como una percusión que da preámbulo a un ataque final; sin embargo, nada pasa durante un tiempo, hasta que de segundo a otro, siento su presencia cerca… muy cerca de mí. Así permanecemos un tiempo, yo inmóvil y él acechando hasta que, de repente vuelvo del trance y estoy de regreso en el cuarto.

Mi mirada se clava en el techo tratando de pensar en lo ocurrido. Me escaneo el cuerpo, mis manos están heladas, y no tengo rastros que me haya hecho algo, cómo siempre. El velo de la cortina baila con un viento frío que entra por la ventana entre abierta. Realmente nada sucedió, no.… no me te tocó... ni siquiera hubo un acercamiento ¿Debo interpretar esto como una despedida?

Me siento con dificultad y mis pies tocan el piso helado, lo cual me hace dar un pequeño salto y subirlos nuevamente sobre la cama. El reloj marca las 11:05am. No pasaron minutos, sino horas. Realmente me ausenté bastante. Me dejo caer de nuevo sobre la cama y al no tener voluntad de cerrar la ventana, mejor me cobijo cómodamente con vista nuevamente al techo de madera, concentro mi mirada siguiendo las brechas dibujadas buscando una explicación. En la esquina una que mosca lucha por salir de las redes de una araña, mientras esta se acerca y la envuelve para devorarla después. ¿Acaso soy yo esa mosca? Me siento como un aperitivo para él. Algo de frustración me recorre de nuevo.

Estoy con un sin sabor, con una extraña sensación; pero mi vigilia ha sido larga y por ello me siento somnoliento. Mis párpados son atrapados por la gravedad y con ello, dejo envolverme por el sueño nuevamente, como si la noche cayera sobre las montañas en un fino y tranquilizante manto de ceda.

Luego de un rato, despierto de nuevo. El reloj marca las 03:52 pm; he dormido suficiente, aunque ahora me siento descansado, aún conservo esa sensación de melancolía.  

- El día de hoy hablaremos de algo muy importante y son los portales que pueden ser usados por los demonios para llegar a este mundo. Existen diferentes, pueden ser... Paolo... ¡Paolo!

A pesar de volver a dormir, no fui llevado al trance para estar con él, aunque fuese solo para quedarse en silen... algo golpea mi cabeza y me saca de mis pensamientos. Al caer, veo sobre mis piernas un chocolate de la mesa dispuestos para las visitas, servidos en una pequeña tasa de plata decorada. Se trata de mi tutora. Claro, estoy en media clase, subo la mirada y me ve con un rostro recriminatorio.

-¿ Me puedes repetir tres medios que pueden ser usados como portales por los demonios para entrar a nuestro mundo, por favor? -Dice con un tono sarcástico.

Amantes en la Oscuridad Where stories live. Discover now