¿Te atreves? I (JiKook)

Capítulo V

Al llegar, mis amigos estaban sentados en los sofás individuales, menos Tae, quien estaba sobre los muslos de su novio, es que este ni para el baño le deja solo. Jin observaba el lugar, deteniéndose en nosotros al vernos llegar.

—Hasta que subes —comento mirándome—.

—No los encontraba —respondí—. Bien, Jimin, ellos son mis amigos Ho Seok, TaeHyung y Jin —señale a cada uno en orden—. Chicos este es Jimin, mi cuñado y él—señale al alto—. Su amigo, Nam Joon.

—Así que tú eres el famoso cuñado —TaeHyung se levantó y acerco un poco—. JungKook te ha mencionado bastante últimamente.

—¿Últimamente? Mejor dicho, desde que se enteró de que tiene cuñado —agregó Hob riéndose—.

—Que graciosos los conejos idiotas —les dije malhumorado—.

—Así que soy famoso —me miro de reojo Jimin, sonriendo...estúpida y sensual sonrisa—.

—Y dime —le hablo Jin a Nam Joon—. ¿Te han obligado a venir?

—Para nada, me gustan estas fiestas —respondió divertido—. Y a ti parece que no mucho.

—Me gustan, solo que mis queridos amigos se han olvidado de mi —que rencoroso—.

—Vamos Diva, que te hemos pedido disculpa —comentó Tae mirándolo, volviendo a las piernas de su chico—.

—Pero eso no significa que los haya perdonado —y volvió su mirada a Nam Joon—.

—¿Diva? —le pregunto con burla—.

—Sí, ya entenderás por qué —respondí riéndome—.

Al parecer todos podríamos llevarnos bien y eso me agradaba bastante, aunque yo quería llevarme más que bien con mi cuñado, pero por ahora parece que no podrá ser. Minutos después de todos sentarnos, con la mesa llena de varias cervezas, botellas de ron, wiski y vodka, los chicos fueron soltándose, sobre todo Tae, aunque este entra en confianza enseguida con quien sea. Mientras veía como mi cuñado bebía de su vaso de Vodka puro, me fue imposible no recordar lo de anoche...

Flash Back

Terminó aburriéndonos la conversación de mi madre, novia y suegra, por lo que regresamos a mi habitación con la excusa de revisar mi traje para el casamiento. Al entrar, nos miramos fijamente, el silencio no era nada incomodo, es más, fue hasta agradable y excitante, más por como él jugaba con su labio cada vez que yo mordía el mío y lamia.

—Te lo advertí —y rápidamente caminó hacia a mí, me agarró de la cintura con su diestra y con su zurda mi cabeza, mordiéndome el labio inferior, sin quitar su mirada de la mía. Tiró de mi labio y luego lo chupo—.

—Me ha dolido —me queje, queriendo como objetivo sanase el dolor con un fogoso beso—.

—Mi objetivo era ese —lamio mi labio—. Ahora tengo otro y lo cumpliré —con ambas manos en mi cintura, acercó su cuerpo al mío, dejándome sentir como se iba poniendo duro y seguro él notó la mía—. Esa mirada inocente tuya me pone como no te imaginas, más al saber que de inocente no tienes nada.

—Bien podría fingir ser inocente —le solté con la voz que antes noté le gustaba, cargada de sensualidad—.

—Hazlo y verás cuánto querrás hacerte pasar por un chico inocente —disminuyó la poca distancia que quedaba entre nosotros y al fin probé esos labios pecadores—.