Mr.&Mr. [»Markjin-Jinmark«]

Cincuenta y uno.

Jinyoung estaba sentado pintando para mantener su mente en otra cosa. Estaba solo. Mark trabajaba hasta altas horas de la noche y sus hijos habían sido llevados por sus padrinos Jay y Amber. Estaban tan entusiasmados que no pudo decirles que no, que no estaba listo, que no estaba preparado psicológicamente para que se llevaran a sus bebés. Sin embargo, con paciencia les explicó a los hermanos cómo eran los cuidados, los horarios para comer y su forma de dormirse. Hay se había ido con Bao luego de tomarse como treinta fotos con él y Amber iba grabando su recorrido hacia el auto en un directo de Instagram. ¡Ni siquiera tuvo que decirles algo sobre los autos! Ambos ya tenían sillas para bebés instaladas.

Ahora era mejor que no viera demasiado su móvil. Si lo miraba iba a comenzar a hostigar a sus amigos preguntando por sus hijos, aunque sabía que estaban en buenas manos.

Se levantó de su lugar pensando que podría estar haciendo Mark. Estaba realizando un trabajo en un lugar a kilómetros de donde vivían, seguro estaba teniendo un día duro. Mark le había dicho que estaba diseñando para unos bastardos de mal genio y ahora debía discutir algunos asuntos con ellos.

Jinyoung se sirvió un vaso con agua y se dirigió al sofá de su sala, miró la fotografía de la pared protagonizada por él, su esposo y sus bebés. Jinyoung se sentía realizado. Quedó sumergido en sus pensamientos, recordando viejos momentos de los buenos y los amargos.

"Desde la misma altura de tus ojos
voy manteniendo el alma con medida.
El éxito no está en darse de a poco,
tampoco en resolvernos la partida.

En el hueco que va del hombro a tu cuello
ya me atreví a dejarte alguna cosa.
No juegues si es que no vas a quemarte
No reces si la fe ya no te importa

Puedo adentrarte de lleno en mi vida,
Acariciarte y quedarme dormido
Sentirme dueño del mundo en tus brazos
Desconectar y encenderte la prisa
Reconocer que me quedo en tus ojos perdida

Una palabra me acercó a tu silla
Ya me vestí a conciencia para verte
Que no se asuste nadie si nos miran
Y ven que nos miramos diferente
Puedo adentrarte de lleno en mi vida
Acariciarte y quedarme dormido
Sentirme dueño del mundo en tus brazos
Desconectar y encenderte la prisa
Reconocer que me quedo en tus ojos perdido."

—Vanesa Martín, canción “De tus Ojos”

Mirando los versos de una canción que Mark había dejado sobre la mesa de la cocina, sonrió. Un escalofrío de esos que se sienten bien hizo que se abrazara a sí mismo. Subió las manos por sus hombros y cerró los ojos imaginando a Mark recorriéndolo solo con el aliento sobre su cuello y hombros, la sensación era sofocante. Vio el vaso de agua sobre la mesita del centro y decidió despejar su mente sacudiendo la cabeza. Luego tomó el papel que había traído con él y sonrió antes de ponerlo en su bolsillo.

Realmente se estaba volviendo loco. Ponerse así...ponerse así solo pensando en Mark y su sonrisa seductora, su mirada insinuante y esa invitación sin palabras. Iba donde él era un invitado VIP y Mark lo hacía bailar con sus cuerpos juntos. Lo hacía girar, ver luces y sentir el fuego incandescente, rozarlo sin miedo a fundirse porque derretirse con él lo era todo y estaba bien. Estaba bien entregarse a la pasión cerrando los ojos y tocar por todas partes, hacerse uno con el otro, mezclarse como los colores primarios.

Jinyoung se dio cuenta de lo que estaba haciendo cuando abrió los ojos y se dio cuenta que tenía la bragueta de su pantalón abierta mientras su mano subía y bajaba por su extensión. Ya estaba hecho, así que decidió llevarlo hasta al final. Bajó sus pantalones hasta las rodillas y luego los quitó completamente junto a la ropa interior pateándolos fuera del sofá. Abrió sus piernas y dejó que su imaginación lo llevase donde las manos de Mark y sus labios se adueñaban, cerró los ojos para verlo bajo sus párpados sonreír sobre él mientras se mecía susurrándole promesas de un amor eterno.