-¡E...eh! ¡claro que sí! -la pequeña habló abriendo rápidamente el portón tras ingresar unos numeros en una tableta incrustada en el lugar.

Goku entró con su bicicleta y le entregó su pedido a su amiga.

-¡Dos tortas de miel y 1 alfajor casero! -exclamó sonriente el pequeño.

-Espero que no se hayan enfriado por culpa tuya, Goku -le advirtió mirando de mala manera al niño que se exaltó levemente negando con su cabeza- Más te vale -habló comenzando a caminar seguido de Goku.

Desde hacía un buen tiempo Goku solía venir a jugar con la hija de la familia Takagi a pedido de los propios padres de esta debido a su carencia de amigos dentro de su escuela.

Habían notado que su hija solía pedir ir a comprar postres de forma regular en la tienda Son desde ese día y siempre sonreía cuando veia al nieto de la familia, que curiosamente tenía su edad.

Ella negó rotundamente que aquello fuera realidad e incluso dijo que ya no iría a esa tienda, pero rápidamente notaron como su pequeña hija parecía cada vez más triste hasta cierto día donde le dieron la sorpresa de su vida.

"¿Y por qué ya no vas a la tienda, Saya-chan?"

Fue la pregunta que hizo el Son curioso y algo triste apareciendo repentinamente en la puerta de su habitación, esa tarde jugó como nunca lo había hecho y desde entonces se hizo costumbre ver al azabache en la mansión Takagi.

Además los padres de Saya querían demasiado al niño por su nobleza, ayudaba a sus abuelos incluso siendo tan joven, esas eran cosas que alguien como Takagi Soichiro valoraba mucho.

-Tengo algo que mostrarte, mis papis trajeron dos perros enormes Goku -habló la niña emocionada y ansiosa.

-¿En serio? ¡eso suena genial! -exclamó el niño emocionado.

-Sí, pero están hacia el fondo de la casa y papá me prohibió que me acerque tanto -habló la niña a lo que Goku le miró.

-¿Entonces no es peligroso? A mí le basta con pasar el tiempo contigo -dijo inocentemente el niño logrando ruborizar a Saya.

-¡¿Q...qué cosas dices?! Se...seguro solo tienes miedo -ella afirmó burlándose de su amigo- Seguro cuando te dije que eran enormes te asustaste -afirmó acomodando sus gafas de forma engreida.

-No es eso, pero si Soichiro-san dice que no debe ser por algo -habló el pequeño para nada molesto por las burlas de su amiga.

-¡No seas miedoso! -le dijo ella ya algo molesta.

-Está bien Saya-chan, si tú quieres está bien -le dijo no tan seguro pero sonriéndole a su amiga.

Pero ninguno se esperaba lo que pasaría, menos Saya que ahora estaba tirada en el suelo y mirando con horror a su amigo parado en frente suyo haciendo uso de toda la fuerza que tenía.

-N...no te preocupes Saya-chan, t....todo estará bien - le dijo denotando sobre esfuerzo en sus palabras.

Sangre caía al suelo a chorros, gruñidos salvajes resonaban como si de una bestia se tratara.

SupervivienteWhere stories live. Discover now