PASADO- NADA MÁS QUE LA VIDA

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     La mansión no era nada similar a lo que Paula le había descripto, era mucho mejor, ésta... era como del tamaño de la suya, multiplicada por cien, había piscina y un montón de naturaleza por doquier .

     De repente vio a Paula salir de ahí -Qué bueno qué viniste!- saludándola.

-¿Tu qué haces aquí? creí que estarías detenida.

-Estaba... pero mi hermano me sacó.

-¿Tienes un hermano? no lo vi jamás en el colegio.

-No... él iba a otro... es una larga historia y nos conocemos hace poco, bueno no hace tan poco, pero tú me entiendes.

-Comprendo, pasó mucho tiempo y es normal que no seamos los mismos... vine por lo del trabajo, pero la casa es tan grande que honestamente estoy perdida- rió.

-Ven conmigo entonces, yo te llevaré.

     Ambas se adentraron a la casa por la puerta principal, ésta tomaba de la mano a Carla, luego e unos segundos golpeó la puerta de en medio del segundo piso y sin esperar una respuesta ingresó.

    Era una oficina bastante amplia con un ventanal y muchos cuadros en las paredes, un escritorio y una gran silla dada vuelta.

-Em, ejem- aclaró su garganta Paula intentando llamar la atención, inmediatamente la silla se gira dejando así ver a un hombre de cabellos rubios con una camisa negra arremangada y algo desabotonada.

 -¿Qué sucedió ahora? ¿En qué problema te has metido?

-¿Yo?- colocando una mano en su pecho fingiendo estar ofendida.

-Sí tú.

-En primera, casi nunca me meto en problemas.

-Ayer te saqué de la cárcel- dijo acomodándose mejor en su silla.

-Y segundo, esta vez yo vine en tú ayuda, necesitas un nuevo cocinero ¿Verdad? 

-Continua, tienes toda mi atención, todo antes que tengamos que cocinar nuevamente, casi me enveneno yo mismo.

-Es por eso que te traje a alguien que solucionará todos tus problemas.

-¿Todos?

-Bueno no todos, sólo nuestros problemas gastronómicos, ven- haciendo seña con su mano- ven, pasa.

      Instantáneamente ingresó a la oficina  Carla, con sus jeans gastados y viejos y una chaqueta de cuero de igual modo.

     -Carla, él es Claudio, el dueño de esta casa, Claudio ella es Carla, nuestra nueva cocinera, Carla, Claudio, Claudio, Carla, Qué esperan, salúdense! anden, vamos, a darse la mano.

      Ambos se observaron entre sí, por un momento, pero luego accedieron.

-Un gusto- habló ella.

-Igual... así que usted será la nueva cocinera, dígame ¿Acaso sabe usted algo de cocina? ¿Tiene referencias?

-Sí señor, soy muy buena preparando platillos, tanto de bodegón como gourmet y algún platillo asiático y he trabajado en 'Rozes' 

-Ese restaurante es muy importante ¿Por qué se ha ido de allí?

-No me fui, me echaron.

-Muy bien hermano... y... 

-¿Y qué?

-¿La contratarás o no?- preguntó Paula.

-Ah, sí, sí, está contratada, demás está decir que esto no es un juego y creo que usted cuenta con la suficiente madurez para comprender donde se está metiendo.

ARCANO.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora