Creo que será mejor arriesgarme.

- Iré a cambiarme – fue lo único que dije antes de subir.

Al llegar a mi habitación busqué un bolso y guardé unas cuantas cosas, más dinero que tenía guardado de algunos trabajos que hacía de vez en cuando con Isabella, que tu mejor amiga sea hija de una diseñadora tiene muchas ventajas, como ayudarla a hacer bocetos de ropa y armar vestuarios.

Decidí vestirme sencilla y como estaba haciendo frio debía estar abrigada, así que solo me puse unos pantalones de mezclilla, un suéter felpudo gris y mis vans negras, a parte también guardé en mi bolso una chaqueta negra, allá haría frio también, así que era mejor prevenir que lamentar, me hice una cola alta y solo me apliqué un brillito en los labios. Ya lista me di una última mirada en mi espejo, estaba linda, mi mirada fue directo hacia el anillo que Sebastián me había regalado, sonreí y decidí ponérmelo. Bajé con el Dios en la boca porque todo saliera bien el día de hoy.

- Estoy lista – avisé cuando terminé de bajar las escaleras.

Todos voltearon a verme y yo solo pude ver la gran sonrisa que Sebastián me dio.

- Bien, vamos a pasar por algo para desayunar y después nos dirigimos hacia Coney Island.

Asentí y fui a despedirme de mis padres, los abracé y les di un beso en la mejilla, ellos me sonrieron y luego se fueron hacia la cocina. Mi hermano vino hacia mí y con una gran sonrisa me dio un fuerte abrazo.

- Disfruta mucho Tina, recuerda que no todo es cómo quieres creerlo.

- ¿Qué?

No pude preguntarle más nada porque Sebastián me llamó ya saliendo de la casa en camino hacia el auto, corrí hacia él y me subí al auto de prisa.

No entendí las palabras que me dijo ¿Qué era eso de "todo no es como lo quiero creer"?

Fuimos a un café y pedimos tostadas con huevos y tocino, para beber yo ordené café y el un jugo de melón, cuando entregó el menú a la camarera yo hice una mueca.

- ¿Qué pasa? ¿Por qué pones esa cara?

- Es que no me gusta el melón.

Se llevó las manos a la cabeza y puso los ojos como platos.

- Como no te va a gustar el melón, es la fruta más deliciosa que hay – dijo y comenzó a negar repetidas veces.

- Es que no me gusta el sabor, me sabe raro, no sé cómo explicarlo, desde pequeña no me gusta – dije encogiéndome de hombros, el aún no podía salir de su asombro.

- No no, definitivamente estás loca, no tienes buenos gustos frutales – me cruce de brazos.

- A ver, don perfecto ¿Qué comida no te gusta a ti?

- La pizza.

- Definitivamente el único loco aquí eres tú.

- ¿Qué? No me gusta, el sabor me desagrada, me gustan más las hamburguesas – dijo simple.

- ¿O sea que yo soy la loca porque no me gusta el melón, pero tú no porque no te gusta la pizza? – dije con incredulidad.

- Pues claro.

- Si serás... – no pude terminar de insultarlo porque la comida llego y tenía mucha hambre.

Lo primero que hizo él fue tomar de su jugo y mirarme.

- Umm está muy bueno, ¿quieres un poquito? – me tendió el vaso, pero después lo quito – Ah, cierto que no tienes buen gusto en frutas.

Lo miré mal y le tiré un pitillo que habían dejado para él.

Lo que encontré en tiWhere stories live. Discover now