capítulo treinta y dos

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El baile de máscaras fue impresionante. Era mucho más espléndida que en la memoria de Taehyung. Vagó entre la multitud. No se mezcló y prefirió quedarse solo. Escapó a los jardines preguntándose si el gato estaría allí para reencontrarse con él. El tiempo ha pasado, sin embargo, mientras miraba a la multitud que bailaba, para ellos el tiempo parecía detenido.

"Sabía que vendrías", una voz femenina sobresaltó a Taehyung. Se giró y vio a Aera de pie ante él. La recordaba más alta e intimidante. No lo era. Era más baja que él. Sus ojos, que él creía fieros, estaban llenos de veneno. Taehyung se tomó un momento para asimilarla. No era el monstruo que él pensaba que era. Por otra parte, hace tiempo él era el hijo de un granjero envuelto en juventud e inocencia. Ya no lo era. Se hizo mayor, más sabio y más fuerte. Su perfidia se deslizó sobre él.

"Madre", dijo Taehyung con una pequeña reverencia. Esperaba asustarse, temblar y estremecerse ante ella. Pero no fue así. Se mantuvo erguido y preparado. "No esperaba que vinieras", añadió en voz baja. Sus manos permanecieron abiertas. No se volvieron puños defensivos. Estaba en paz. Reprimió el impulso de reírse de todo. Se preguntó por qué se había asustado.

"No me llames así", espetó Aera. Apretó los puños. La tensión se apoderó de sus hombros. Taehyung se fijó en cada detalle. Demasiado concentrado en ella, no sintió la nueva presencia hasta que la voz grave de Jungkook retumbó detrás de él.

"No la llames así", dijo Jungkook caminando hasta situarse junto a Taehyung. Por un momento, Aera sonrió ante aquella afirmación. Duró poco. "No se merece ese estatus en absoluto. No es una madre, y desde luego no merece ser la tuya".

"¡Jungkook!" Susurró Aera aturdida.

"Vamos a buscar a ese gato por el que has venido", sonrió Jungkook tomando la mano de Taehyung entre las suyas. Se la llevó a los labios para darle un casto beso. Su boca rozó los nudillos del omega. "Creo que la he oído maullar por ahí", añadió Jungkook descartando la presencia de su madre.

"¿Cuándo supiste que era yo?". Taehyung sonrió quitándose la máscara. Había salido primero hacia la mascarada con una simple nota para Jungkook. Encuéntrame. Taehyung no sabía qué esperar. Jungkook lo encontró fácilmente a diferencia de hace unos años.

"En cuanto pisaste el salón de baile", respondió Jungkook con sencillez. La orquesta empezó un vals. Sonrió extendiendo la mano para invitarle. "¿Puedo?", susurró. Taehyung soltó una risita, pero cogió la mano.

"Además, me ayudó mucho tu aroma", confesó Jungkook mientras giraban bajo la luz de la luna. Taehyung no pudo evitar valorar lo mucho que había cambiado la vida. La última vez que pisó los jardines, era un omega despechado. Ahora, estaba erguido y orgulloso en brazos de su marido. El destino era algo peculiar. "Me veo en la necesidad de disculparme una vez más", dijo Jungkook. La proximidad de su voz sobresaltó a Taehyung. Jungkook se inclinó hacia él. Su aliento le acarició la boca. Era caliente, atrayente y muy tentador. "Fui demasiado arrogante la última vez que nos vimos aquí", admitió.

"Siempre lo eres", Taehyung no pudo evitar bromear y reírse. Jungkook compartió su alegría. "Pero, admito que has cambiado últimamente. Es un cambio muy agradable", confesó con una sonrisa. Pasó la mano del hombro de Jungkook a su cara. La máscara se desprendió con facilidad.

"¿Serás mi cita de esta noche?" preguntó Jungkook. Taehyung recordó su encuentro de toda la vida. "Te prometo que soy mucho mejor compañía que el gato", añadió el alfa con una risita entrecortada. "¿A menos que sigas prefiriendo la compañía de los felinos a la de las serpientes?", bromeó. Los ojos de Taehyung se abrieron de par en par. "Me acuerdo", confirmó Jungkook los pensamientos de Taehyung. "Me dejaste una gran impresión aquella noche, y también me dejaste algo más. Tengo tu pulsera. Te la devolveré cuando lleguemos a casa".

"¿Te la quedaste?" Taehyung respiró sorprendido. Lamentaba la pérdida de su pulsera. Le encantaba y perderla le disgustó mucho entonces.

"Por supuesto", asintió Jungkook, "intenté encontrarte después de la mascarada. La guardé con la esperanza de encontrarte de nuevo, y ahora lo hice. Me alegro", confesó con una sinceridad que dejó a Taehyung con el corazón encogido.

Taehyung apoyó la cabeza en el hombro de Jungkook en lugar de responder. Su mente, su corazón, cada parte de su alma estaba inquieta, confusa y, a la vez, halagada. Ya no sabía qué hacer.

El destino era algo peculiar.

Jugaba con él con un placer oculto.

Taehyung dejó que sus pensamientos se calmaran con el enloquecedor ritmo de los violines.

❝gorgona❞|| kookvWhere stories live. Discover now