012 | MANIPULACIONES

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012:
MANIPULACIONES

—No dejan de preguntar —Kyoko pasó el aviso a sus compañeros de plan, refiriéndose a Usagi y Arisu. Esos días habían estado vagando por ahí, entre pregunta y pregunta. Si no paraban, podían derrumbar todo lo que habían conseguido en esas semanas. 

—Lo sé —dijo Chishiya.

—¿Qué es lo que quieren? —Kuina fue la que preguntó esa vez. Masticaba el falso cigarrillo, de brazos cruzados. Los tres analizaban los pasos de los nuevos desde el primer balcón del hall, viéndoles avanzar hacia la parte trasera del hotel. 

—No lo sé —dijo el peligris. Tenía el rostro serio y pensaba algo. Kyo no pudo sacarle qué era—, pero si siguen así no podremos hacer nada. 

—Tenemos que pararlos de alguna forma. 

Todavía hablaba el rencor por Kyoko. Los iris puestos en Arisu, viéndolo salir. Esa astilla clavada bajo la uña ya había expandido la infección, y seguía haciéndolo, poco a poco. Chishiya giró entonces hacia su amiga, con las manos en los bolsillos y la capucha puesta. 

—¿Cuál es el mejor modo de controlar a tus enemigos? —la pregunta fue directa. La joven frunció el ceño, no entendiendo por qué sacaba eso de la nada. Tras unas vueltas mentales, tensó las facciones aún más. Luego negó. Ya había caído en lo que buscaba.

—No —zanjó. 

—Sabes, al igual que yo, que tenerlos de nuestro lado será un as en la manga que podrá ser usado en cualquier momento.

—¿De qué habláis? —Kuina ya había perdido el hilo de la pequeña discusión. Le parecía que se comunicaban telepáticamente.

—No pienso hacer equipo con Arisu. ¿Te has vuelto loco? —protestó. Ahí las ideas de la de rastas unieron cabos. Pretendía adherirlos al plan—. ¿Me pides eso en serio? Kuina, dile algo. 

La otra chica agachó la cabeza. La ponían entre la espada y la pared. Frotó uno de sus brazos y mantuvo silencio. No quería posicionarse. El joven devolvió la atención a la morena, esperando que entrara en razón. No lo hizo. Gruñó, antes de apoyarse en la barandilla del balcón. Sus ojos se habían perdido por el amplio lugar, al tiempo que negaba. 

—Sabes que no es justo —intentó una última vez cambiar su idea. Resultó inútil. 

—¿Acaso la justicia sirve de algo en este mundo? Aprovechar las oportunidades que tenemos es lo único que nos sacará de aquí.

—No me vengas con tu palabrería manipuladora —rugió hacia él. Dio unos pasos para quedar frente a frente y después de unos instantes aguantándose las miradas, le empujó desde el pecho—. Eres un completo idiota. 

Decidió que la mejor idea era alejarse de Chishiya al menos durante un rato. Respirar. Cada vez que avanzaban en su relación pasaba algo como aquello que los devolvía veinte pasos atrás, algo que le hacía verle como la persona que realmente era: un manipulador. No le importaba en absoluto otra cosa más que su plan. Que él mismo. Era tan insoportable relacionarse con ese chico. 

Escapó al aire libre para poder coger algo de aire y despejar su cabeza de malos pensamientos, los cuales actualmente le estaban invadiendo en exceso. Arisu había sido una persona importante para ella, pero después de lo ocurrido con Karube, no podía mirarle como el que había sido alguna vez. Maldijo, porque de verdad le gustaría que las cosas no fueran del modo que eran. 

Escuchó el sonido de alguien que estaba a punto de vomitar, y al mirar escaleras abajo el rey de Roma resultó estar ahí. Había encontrado uno de esos contenedores donde los paramilitares tiraban a los traidores, muertos. Chishiya fue quien le había enseñado la verdad detrás de los que mandaban en La Playa. Se había encargado de hacerle una tutoría visual, práctica. Según él, era la única manera de hacerle ver lo que de verdad era esa utopía.

hangover ; chishiya shuntaroWhere stories live. Discover now