—LES digo, está jodidamente loca. —Enzo y yo nos miramos entre nosotros para luego seguir prestando atención a Amy que últimamente con el tema de sus hermanas parecía estar perdiendo los estribos—, se levanta todas las mañanas a las cuatro. ¡A las cuatro! Y se prepara para ir a la escuela por tres horas. ¡Tres! ¡Puedo escucharla rasurándose la nariz!
— Pensaba que todas las chicas hacían eso —mencionó mi amigo, tomando un sorbo de coca-coca, provocando que lo miráramos mal—, estoy bromeando. Vaya, que susceptibles están.
Nos encontrábamos en unas escaleras cerca del campo de deporte ya que era la hora del almuerzo, y Amy seguía incomprendida por lo que le pasaba-no le pasaba a Cassie.
— ¿Sabes si ha estado en algo después de lo de McKay? —pregunté, observando la expresión de pensativa que puso mi mejor amiga.
— Es Cassie, no puede estar sola. Así que supongo que sí, aparte está todo el tiempo hablando con alguien que no sé quién es —resumió, haciéndome asentir. Enzo se acomodó el flequillo, quizás reteniéndose en no decir alguna mierda sarcástica para que Amy no lo matase—, pero de decirme no.
— Quizás es eso entonces, se está viendo con alguien y las cosas no marchan bien —concluí encogiéndome de hombros. Amy había intentado hablar con su hermana mayor sin obtener una respuesta clara de su parte, así que simple nos quedaba deducir el origen de su estado de ánimo. Convengamos que los tres éramos peor que las viejas de mi vecindario.
— Debe ser de la escuela —continuó Lorenzo, frunciendo sus labios en una mueca—, que lamentablemente no soy yo. Es decir, sé que las chicas no se preparan para los hombres, pero de la nada a tu hermana se le formó un brote psicótico que ustedes le llaman skin care, y se habla todos los días con alguien... debe ser alguien de aquí.
— Odio que se deje influenciar así por un hombre —se quejó frustrada, apoyando su espalda en la pared poco revocada.
— Sea lo que sea no vale la pena ponerse así de mal —ladeé una mueca, pensando con quién podía estar Cassie. Siempre mostró referencia con chicos de su edad o más grandes, así que era probable que fuera a su clase pero no había caso, eran cientos de alumnos como para adivinar.
— Espero que esta locura se le pase, no la soporto más —admitió Amy agarrando su mochila y fijándose algo en su interior—, ¿me acompañas rápido al baño?
