15

120 13 5
                                    

Capítulo 15

Arlene Evans

Escribo esta carta con la intención de expresar mis sentimientos. Tengo miedo, tengo muchísimo miedo, principalmente porque Helen está fingiendo cuidarme, incluso me dijo que los demás vendrían en unos días y que estábamos aquí para cuidarme de Henry.

Sé que en cualquier momento ella va a quitarse su máscara, y me mostrará su verdadera forma de ser. Me hará sufrir, y ni mi tío ni Clyde podrán hacer algo para evitarlo. Eso es lo que más me da miedo.

Además, sigo confundida, con mil emociones y pensamientos en mi cabeza. Después de tanto drama, solo sé que ya no quiero indagar más, no quiero respuestas, no quiero saber sobre Vivianne. Después de todo, yo me convertí en ella, y estoy viviendo el mismo infierno que ella vivió con la esperanza de que vengan a buscarme.

Solo espero que no tarden tanto...

También me mata de dolor pensar en mi tía Diana. Como hubiese querido abrazarla una última vez y decirle lo mucho que la queria... y ahora... jamás podré hacerlo.

Y por otro lado, Helen embarazada.  Esperando un bebé de mi tío Ryder, lleva un Evans en su vientre, y ese es el peor caos que puede haber.

Al terminar de escribir, fui al baño de mi asquerosa habitación y lanzo la carta por el retrete, de esa forma nadie podría leerla jamás.

Me miré al espejo y me dolió verme a mí misma. Me veía muy delgada, débil, con ojeras marcadas. Solo vestía un diminuto vestido blanco, que ya estaba algo sucio. Qué asco. Mi madre se infartaría al verme así.

Salí del cuarto de baño y me asusté al ver a un hombre sentado en la punta de mi cama, quitándose el pantalón y quedando en bóxer. No podía detallarlo bien porque estaba de espaldas a mí, solo me di cuenta de que era calvo y gordo.

Hace unos días Clyde me había dado una navaja, y la tenía escondida debajo de mi almohada. Me acerqué a ella para defenderme de cualquier cosa que podía hacerme ese hombre, pero entonces, se giró hacia mí y sus ojos asquerosos me miraron antes de poder coger la navaja.

—Así que tú eres Arlenita.

—Sí ¿Por?

—Yo soy el encargado de tu primera tortura.

Retrocedí hasta que mi espalda chocó con una pared. El hombre se acercó a mí y pude darme cuenta de que al frente de la cama había un trípode con un teléfono, así que estaban grabando.

El hombre me cogió por la cintura y me dio un tirón, lanzándome a la cama y quedando él de pie al frente de mí. Quería llorar, quería gritar, pero las palabras no salían de mi boca. Simplemente estaba temblando, rezando para que ese hombre no me tocara, para que por favor Clyde entrara y me ayudara...

—Qué rico debes de chupar— pronunció dándome una sonrisa retorcida.

No intenté dar patadas porque mi cuerpo no me lo permitía, simplemente estaba inmóvil. El hombre tomó mi mano y me jaló hacia que quedé sentada en la cama, al mismo tiempo que él se bajó el bóxer y pude ver su asqueroso miembro.

—No quiero— le dije mirándolo a los ojos, con los míos llorosos.

—Pues yo sí— entonces me tomó fuerte del pelo y me obligó a abrir mi boca...

CLYDE

Estaba un poco impactado por la noticia de que mi madre estaba embarazada. De verdad, era algo que no me esperaba, nunca la imaginé con otro hijo, y menos del señor Ryder.

Caos PerfectoWhere stories live. Discover now