XI

1.4K 216 51
                                    







Sapphire había descubierto algo en lo que Cassian, como buen protagonista-hace-todo-lo-que-quiere,no podía hacer; Cassian no sabia atarse los cordones de sus zapatos.

Lo supo cuando después de esperar junto al auto apareció al frente de ella evitando mirarla. Sapphire pensó que seguro estaba avergonzado porque ella invadió su espacio y Cassian actuaba como un gato, teniendo su territorio y mostrando irritación si alguien lo pisaba, pero no era así.

Sapphire lo miró extrañada antes de bajar la cabeza a sus pies.

La verdad era que estaba intentado evitar que ella se diera cuenta que no se había atado los zapatos y solo se puso los cordones por el espacio que había entre sus pues.

Sapphire que lo vio todo: (...)

》Este chico... ¿en realidad era un idiota, no?《 Pensó.

Cassian evita cualquier hecho de la realidad, seguía empujando su cuerpo a la puerta del auto sin mirar a Sapphire y ella no contuvo su risa. Había entrado obligado la primera vez, pero ahora parecía querer huir resignado.

Ella seguía riendo cuando habló:

—Hey, Cassian.

—¿Uhm?

—Esto puede sonar un poco vergonzoso —Sapphire mostró una cara tímida pestañando con notable exageración—, ¿Puedo atar tus zapatos?

Cassian mostró una cara de completo fastidio.

—Así que usas esa cara para burlarte.

—En general uso la misma cara para muchas cosas más.

—¿Ah? —su corazón se aceleró. Cassian estaba teniendo un ataque en su corazón.

—Sí, es la cara que uso cuando quiero que mis padres me cambien de escuela —murmuró—, pero no funciona. Cassian, permite que ate tus zapatos, por favor.

Antes de Cassian gritara un rotundo "No" Sapphire bajó a sus pies, sacó los cordones y comenzó a contar.

—"Los cordones se sueltan si no los sabes atar.

Te cuento un secretito y muy pronto aprenderás.

Tomando las dos puntas una cruz has de formar.

Pasa uno por la cueva y ahora lo estirarás.

Observa, verás, se formó un nudo.

Llévalo hasta abajo sin ningún apuro.

Toma un cordón, forma una orejita.

El otro lo abraza y se mete en la cuevita".

Sapphire sonrió al final.

—¿Sabes? Mi mamá me enseñó este poema cuando era una niña, tampoco sabía atarme los cordones y me ponía triste al saber que otros niños si sabían y yo aún
aún dependía de mi madre. —Ella hablaba de su "madre" antes de ser Sapphire—. El cuento es fácil de memorizar y ayuda mucho en estos casos, me sirvió en su momento y aun lo tengo en mi memoria con cariño.

Cassian seguía sin murmurar ninguna palabra. Sapphire siguió con el otro zapato comentando una vez que se ató ambos zapatos mal y todos se rieron de ella.

Por un momento cambió su tono, pero solo se debia a que ella, por un momento, se sintió extrañada, parecía que gracias al poema había desencadenado una historia de su infanciaolo. En realidad hablaba de su verdadera vida, cuando tenía a su gato albóndigas y a su madre.

Las mujeres ricas y malvadas aman a los protagonistas masculinosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora