Louis

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11/5/20

Harry estaba triste, lo percibía aunque el dijera que está todo bien. Y me estaba evadiendo, yo temía lo peor. Temia que se haya enterado de alguna enfermedad y no me lo esté diciendo.

Temí que el problema fuera yo. Y si era así no me lo perdonaría.

Así que decidí hablar.

–Harry, necesito que me digas que te pasa.

El me mira con ojos brillantes. De los mismos que me había enamorado, pero estaban tristes y asustados.

Estamos sentados en la sala mientras cenábamos.

–Nada, lou. Estoy bien, algo cansado.

–No me digas eso, se que no es verdad. Te conozco.

–Pues no me conoces tanto como crees. Porque yo estoy bien.

–No me mientas Omega.

–¡No-no estoy mintiendo!

Me dice pero corre a su habitación y se encierra. Yo lo sigo toco la puerta muy despacio.

–Harry, cuéntame por favor. Me lastima que estes así.

El no me contesta.

–¿Necesitas estar solo un rato? ¿Quieres que me vaya? Puedo volver mañana o en unas horas si quieres.

–Vas a dejarme, yo lo sabia.

Escucho que dice sollozando dentro de la habitación y se me parte el alma.

–No, amor. No te voy a dejar nunca. Me muero antes de dejarte.

–Si, me dejarás.

–¿Porque te dejaría?

Sigue sin responder.

–Abre la puerta, cielo.

Unos minutos después el la abre y se lanza a mis brazos sollozando fuertemente. Se aferra a mi tan fuerte que puedo levantarlo y sentarnos en la cama.

–Cuéntame que te pasa Harry. No podemos seguir así.

–Promete, promete por tu mamá que no me dejarás si te lo digo.

Parecí realmente asustado. Eso me hacía estar asustado. Pero nada podía ser tan terrible para que yo quiero era dejarlo.

Y creo que un sermón de porque no hay que prometer por la familia no era adecuado en este momento.

–Lo prometo.

El suspira separándose de mi y camina a su cajón de las medias, lo revuelve hasta encontrará algo y luego lo deja caer en mis manos.

Era un test de embarazo positivo. Mi mandíbula cae unos centímetros y mis ojos se cristalizan.

No podía creerlo.

Me quedo en shock por un rato hasta que escucho a Harry llorar otra vez.

–Mi amor, no llores.

Lo atraigo por la cadera para que se siente en mi regazo otra vez.

–Estas embarazado, cielo.

El asiente con delicadeza haciéndome querer morir de ternura.

–Vamos a ser padres.

–¿No estás enfadado?

–¿Como voy a estarlo?

–Fue un descuido mío.

–Fue un descuido de ambos y es un descuido precioso.

El frota su carita llena de lágrimas contra mi cuello y lo siento relajarse por primera vez en días.

Amor a segunda vista.[L.S]Where stories live. Discover now