27. Bend the rules

1.5K 59 2
                                    

Ni siquiera era capaz de decir cuántos días habían pasado desde aquel momento.
Me levantaba por las mañanas e iba directo a la universidad. Volvía a casa antes de que terminara mi última clase y no salía más hasta el día siguiente.

Crystal había venido a visitarme una de esas tardes, aunque mi poca capacidad de expresión había creado un ambiente incómodo en el que ella solo hablaba y yo fingía escuchar.

Ya había pasado por muchas decepciones antes, hacerme la víctima y echarme a morir nunca había sido una posibilidad para mí. Pero ahora, ahora todo era diferente. Ese vacío en el pecho era más de lo que había sentido jamás. El dolor era tan fuerte que en ese momento deseaba no haberlo conocido jamás. Porque olvidarlo era mucho más difícil de lo que pensaba.

•••••

-Ahora, recuerden, el trabajo tiene que ser en alguna empresa o compañía, deben avisar antes del próximo viernes el lugar en el que lo van a realizar para poder tramitar sus permisos desde ya -habló el profesor.

Maldición. ¿Cómo se suponía que iba a encontrar un lugar para hacer mi pasantía? Se me había olvidado por completo. A principio de semestre había planeado hacerlo en la empresa de mi tía, aunque ahora las cosas no pintaban demasiado bien entre nosotras.

-Amiga, la vamos a pasar increíble en el casino, va a ser el mejor trabajo universitario del mundo -habló la chica sentada a mi lado.

-Me voy a trabajar en la aerolínea de mi padre, seré el encargado de todos los vuelos de Europa, será genial -comentó otro chico.

Suspiré frustrada y salí del salón.

Tenía que encontrar la forma de solucionar esto o ya podría ir dando mi semestre por perdido.

Joder.

Hace algunos días podía decir que estaba viviendo la vida de mi sueños.

Que todo estaba saliendo justo como quería.

Que tenía todo perfectamente alineado a mi favor.

Lo que no sabía era que simplemente la vida me elevó durante unos segundos para después dejarme caer más fuerte que nunca.

•••••

Una vez más mi celular sonaba sobre el escritorio. Cada día recibía al menos 10 llamadas entre Luke, Stacy y mi tía.

Sabía que en algún momento iba a tener que contestar y escuchar sus razones, pero no ahora, por más que intenten convencerme de que lo que hicieron fue por amor, aún no estaba lista para perdonarles haber dudado de mí.

Un nudo en la garganta amenazó con atacarme.

Pero no.

Esta vez no.

Ya me había permitido llorar lo suficiente como para recuperarme.

No iba a dejar que la tristeza invadiera mi ser y me robara todo aquello por lo que tanto había luchado.

Todo acababa aquí.

Tomé mi ropa deportiva favorita y me la coloqué tan atropelladamente que acabé haciéndome daño en el codo contra la pared. Bajé las escaleras eufórica y eché a correr por la calle. Corrí, corrí y seguí corriendo. Solo era consciente del aire chocando contra mi cara y de mi respiración acelerada. Corrí como si cada metro fuera capaz de quitarme todos los sentimientos que tenía en ese momento.

Me detuve debajo de un árbol para recibir un poco de sombra. Ni siquiera sabía dónde estaba. Hacía un rato ya que había perdido mi camino. Apoyé mis manos en mis rodillas y sonreí. Ese estaba siendo uno de los mejores momentos de mi vida. Quizá me estaba volviendo algo loca.

Realidad ❀ Charles Leclerc Where stories live. Discover now