6. Watermelon Sugar

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Ya era viernes, mi primera semana de universidad había acabado y yo no podía estar más feliz.

Desde que Crystal me dejó en el apartamento la noche del lunes, no he hecho más que ir a la universidad y luego
volver a preparar las tareas del curso.

Scott llamó para avisarme que mañana sábado iba a haber una pequeña reunión en su casa con varios amigos y que también había logrado la asistencia de Daniel como me había prometido.

Así que el plan de viernes consistía en ir al centro comercial para buscar un outfit apropiado para la situación.

Le hablé a Crystal para ver si podía acompañarme pero dijo que tenía muchos trabajos que hacer. Así que esta vez me tocaba ir sola.

Tenía casi una semana de no hablar con Stacy. Todos los días por la noche le escribía un mensaje a mi tía para que supiera que todo iba bien, pero con mi mejor amiga las cosas eran un poco más difíciles.

El día que le había contado sobre Crystal noté en su voz un poco de resentimiento. No puedo decir que no se alegraba de que había conocido a alguien aquí en Mónaco, pero estaba segura de que en alguna forma se sentía traicionada.

Decidí enviarle un mensaje preguntándole si tenía tiempo para hablar un rato, al fin y al cabo, lo que menos quería era perder la conexión con ella.

Mis padres, por otro lado, seguían sin responder a mi mensaje. Quería decir que no estaba decepcionada, pero la realidad es que incluso estaba algo sorprendida de lo poco que les importaba.

Bloqueé mi celular y tomé mi bolso para ir de compras. Tenía que aceptar que ahora mi vida era complemente diferente, no iba a desaprovechar ni un segundo de ella pensando en el pasado.

••••

Después de un par de horas buscando de tienda en tienda encontré un lindo vestido amarillo de flores con un escote bastante atractivo. También compré unas gafas para complementarlo un poco y un bolso blanco que me había encantado.

Salí del centro comercial con un ligero dolor de cabeza, esa era mi señal de que la hora del café había llegado.

Caminé unas cuantas cuadras y llegué a la cafetería de Margot. La agradable señora se encontraba detrás del mostrador y me recibió con una gran sonrisa.

-Hola, cariño. Pensé que no ibas a volver. ¿Qué te sirvo? -Dijo dulcemente.

-Tuve una semana un poco ocupada, pero definitivamente iba a regresar por las mejores donas del mundo. -Dije sincera.

Tomó mi orden y unos minutos después se sentó a mi lado en la barra. No había más clientes así que empezamos a entablar una agradable conversación.

Su hijo mayor era modelo y se había mudado a Italia hace unos años, su hija menor vivía aquí en Mónaco pero llevaba una vida bastante ocupada y casi no la veía.

Yo le conté un poco sobre mi situación actual; Luke, Stacy, Crystal, mi tía, mis padres y... Charles.

No sabía por qué había terminado hablando de él, pero Margot me escuchó atenta con una sonrisa tonta en el rostro.

-¿Estás segura de que eso sí pasó en realidad y no lo soñaste? -dijo entre risas. -Qué suerte tienes, niña. A mí me habría encantado encontrarme casualmente a Paul McCartney.

-Yo no me lo termino de creer. Siento que en cualquier momento me van a despertar y me voy a dar cuenta de que nada fue real. Es tan guapo que hasta duele verle. -comenté con las mejillas sonrojadas.

-Ya, estoy segura de que sí. Si tanto te gusta, deberías intentar algo con él. Nunca se sabe, quizá te conviertas en la nueva novia del guapo piloto de la
fórmula 1.

Realidad ❀ Charles Leclerc Where stories live. Discover now